Descubren un gran foso defensivo ibérico en El Vilar de Valls (Tarragona)

Por Jenri @labdejenri
Alumnos en prácticas del grado de Arqueología de la Universidad de Barcelona (UB) han descubierto un gran foso ibérico de más de 2.200 años de antigüedad que defendía la antigua ciudad de El Vilar de Valls, bajo el actual municipio de Valls (Tarragona). El foso tiene una anchura de 14 metros,  5 metros de profundidad, y una longitud superior a los 400 metros.

Estudiantes en el antiguo poblado ibérico de Valls, donde han localizado el foso de más de 2200 años de antigüedad.
FOTO: UNIVERSIDAD DE BARCELONA.

Según ha informado la Universidad de Barcelona, los estudiantes han encontrado los restos de una construcción ibérica durante las prácticas de la asignatura Metodología Arqueológica I, que llevaron a cabo los días 28 y 29 de octubre.
Los directores de la excavación, Jaume Noguera, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la UB, y Jordi López, del Instituto Catalán de Arqueología Clásica, han explicado que este asentamiento podría haber sido destruido por los romanos durante la Segunda Guerra Púnica (218-202 a. C.), que enfrentó a Roma y Cartago por la hegemonía del Mediterráneo.
En las prácticas del grado, un centenar de estudiantes llevaron a cabo prospecciones a pie, con detectores de metales, fotografías aéreas y prospecciones geofísicas en la zona del Vilar de Valls.
Los resultados de una de las técnicas de prospección, las tomografías eléctricas, que detectan cambios de resistencia en los materiales del subsuelo, reveló alguna anomalía.
SONDEOS
A partir de estos resultados, a finales de diciembre hicieron un sondeo que ha confirmado que se trata de un enorme foso que defendía por el norte la ciudad ibérica del Vilar de Valls.
El foso podría tener una anchura de 14 metros y casi 5 metros de profundidad, y una longitud superior a los 400 metros.
Las prácticas de los alumnos de Arqueología han aprovechado la infraestructura del proyecto de investigación "Guerra y conflicto en el nordeste de la Península Ibérica en época romano-republicana (siglos III-I a. C.)", dirigido por Jaume Noguera, y financiado por la Fundación Privada Mutua Catalana y el Departamento de Cultura de la Generalitat, con el apoyo del Ayuntamiento de Valls.
"Este proyecto plantea como uno de sus objetivos la prospección sistemática de la zona, ya que los indicios recuperados hasta ahora, monedas cartaginesas y proyectiles de plomo, indican la presencia de contingentes militares punicocartagineses en el marco de la Segunda Guerra Púnica en la Península Ibérica", ha explicado Jaume Noguera.
Según los historiadores, durante aquella guerra, las comarcas meridionales de la actual Cataluña constituyeron uno de los espacios de operaciones más importantes del conflicto.
EN EL MARCO DE LA II GUERRA PÚNICA
El general cartaginés Aníbal Barca había atravesado los Pirineos y los Alpes con un potente ejército y amenazaba Roma, mientras los cartagineses se afanaban para consolidar su dominio en el corredor mediterráneo y poder garantizar una vía de suministro a sus tropas.
Pero Roma cortó esta posibilidad en su contraataque, en el que alcanzó diferentes victorias contra los cartagineses. Finalmente, los romanos asaltaron y capturaron Cartago Nova el año 209 a. C., la principal base cartaginesa en la Península.
Según Noguera, la presencia cartaginesa en la zona de la actual Tarragona y la destrucción violenta del asiento del Vilar de Valls podrían estar relacionados con una de estas batallas descritas en las fuentes antiguas.
Así, tras el desembarco del general romano Gneo Cornelio Escipión, tío del Africano, en Empúries en el verano del 218 a.C., las tropas romanas derrotaron a un contingente de 11.000 cartagineses dejados en la retaguardia por Aníbal Barca, cerca de una población llamada Kissa o Cissis. "Tras la batalla, los legionarios romanos asaltaron y destruyeron el campamento cartaginés y la población ibérica, quizás la que hay situada bajo la actual ciudad de Valls", ha augurado Jaume Noguera.
El proyecto prevé continuar las prospecciones geofísicas con el objetivo de delimitar la antigua ciudad, que podría abarcar entre seis y ocho hectáreas, y seleccionar una zona donde se puedan iniciar las excavaciones arqueológicas.

(Fuente: La Vanguardia / EFE )