Descubriendo a Claude Steiner

Por Joseluisp

Me acerqué al Análisis Transaccional desde el ejercicio de la profesión del coaching. Gran parte de nuestro trabajo consiste acompañarles a las personas a cuestionarse la interpretación que hacen de las cosas. Por ello encontré fascinante la existencia de los diferentes estados del yo, la enorme diversidad de juegos en que participamos para conseguir caricias de los demás y los guiones de vida que nos dedicamos a desarrollar. Me metí de lleno en la lectura de Eric Berne, pasé posteriormente a la de Thomas A. Harris y, por supuesto, llegué a la de Claude Steiner.

Steiner me sorprendió por su capacidad de llegar, desde el Análisis Transacional, hasta donde antes nadie había llegado. Me acercó a la economía de caricias, a la dictadura del Padre Crítico, a los juegos de poder, a los guiones que vivimos para darle sentido a nuestras vidas, al contrato cooperativo, al analfabetismo emocional y a respuestas a muchas preguntas en torno a qué hace que las personas actuemos como actuamos y seamos como somos.

Hace unos meses tuve la oportunidad de conocerlo. A través de Jeder, un proyecto editorial fascinante al que quisiera también darle todo mi agradecimiento y reconocimiento, pude saber que Claude se encontraba de gira por Europa y que impartiría en España un taller con motivo de la publicación de su libro “El Corazón del Asunto”. Después de haber leído algunos de sus libros para mí sería un lujo verlo compartir el resultado de sus setenta y cinco años de experiencias, conocimientos y vivencias.

Por supuesto que lo fue. Pero además de respuestas a mis preguntas también encontré a un ser humano fascinante. Un hombre de su tiempo con el que merece la pena conversar en torno a su mundo, a todo lo que ha vivido y a todo lo que ha aprendido. Los que asistimos vivimos una experiencia humana de primer orden mientras compartía con nosotros su parentesco con Ludwig Wittgenstein, su estrecha colaboración con Eric Berne, su vinculación con el movimiento hippie, con el verano del amor de 1969, con la cultura pop o con el movimiento de la psiquiatría radical.

La educación emocional gira en torno a cómo hacer que nuestras emociones trabajen para nosotros y no en contra nuestra. Es un objetivo ambicioso, un logro que nos ayudaría a mejorar nuestras relaciones, a crear oportunidades de empatía con los demás, a posibilitar el trabajo cooperativo y a facilitar el sentido de comunidad. Educarnos emocionalmente nos ayuda a gestionar nuestras emociones en una dirección que mejora nuestro poder personal, nuestra calidad de vida y la de las personas que nos rodean.

En mi opinión, el texto puede ser de gran valor no sólo para las personas que se acerquen a él desde el coaching o desde el análisis transaccional. Cualquier persona que, a lo largo de su vida personal o profesional, acompaña a otras personas a desarrollar su mejor potencial puede encontrar en él una gran fuente de inspiración.

Le invito no sólo a disfrutar del libro sino a profundizar en la persona de Claude Steiner. Afortunadamente, Claude se ha propuesto un guión de vida para llegar a los cien años por lo que pronto seguiremos teniendo noticias de este maestro de las emociones que recorre el mundo formando guerreros emocionales. Gracias a él, cada vez somos más los que creemos en la alfabetización emocional y en la necesidad de que las personas traslademos la educación emocional más allá de nuestras propias vidas para sacarla a las calles y para convertirla en una herramienta de cambio social.

NOTA

Este mes Claude Steiner publica Educación Emocional en Editorial Jeder.

Este post se ha elaborado a partir del prólogo que he tenido el honor de redactar para la edición en castellano. Agradezco a Claude Steiner y a Agustín Devós, su editor, su invitación a formar parte de esta aventura.