Desde Belgica. Carta a mi hijo Leonardo. Patty Écureuil Parga

Publicado el 10 septiembre 2013 por Adriana Goni Godoy @antropomemoria
Patty Écureuil Parga   Dibujo realizado por mi pequeño Leonardo Silva Parga. Querido hijo Leonardo,

Dentro de algunas horas más se cumplirán 40 años de un hecho histórico que -aunque tú no lo creas- ha marcado tu vida. Quizás, sea difícil para ti comprender, a tus 12 años, cómo algo que sucedió hace tanto tiempo y en un país tan lejano podría tocarte… voy a tratar de explicártelo de la manera lo más sencilla posible.

Recuerdas que hace poco tiempo me preguntaste ¿porqué nosotros, tus padres, habíamos nacido en Chile y tú en Bélgica?... Pues bien, cuando tu papá y yo estábamos un poco más pequeños que tú, Chile era un país normal. El presidente gobernaba para todos los chilenos, y los niños tenían un lugar privilegiado en esa sociedad, la gente trabajaba duro y compartía sueños de solidaridad por un futuro mejor, pero habían algunas personas que no deseaban compartir las riquezas del país, que creían que habían ciudadanos de primera y segunda categoría, y ellos, por supuesto eran los de primera. Estas personas, hicieron todo lo posible por que el Presidente Salvador Allende (que así se llamaba), dejara su cargo. 

El alimento comenzó a escasear, no porque no hubiera suficiente sino, porque este pequeño grupo de egoístas, lo escondieron. Los empresarios del transporte realizaron una huelga que impedía abastecer de alimentos al país, algunos grupos terroristas de extrema derecha comenzaron a sembrar el pánico en la población y pronto todo el país se vería desestabilizado. La mayoría de la gente enfrentó el miedo porque querían defender el proyecto de sociedad que el Presidente Allende encabezaba. Sin embargo, el pequeño grupo opositor solicitó ayuda a los Estados Unidos para derrocar al Presidente.

Tú te preguntarás ¿qué diablos tenía que ver los Estados Unidos con Chile?, pero es un poco como sucede por estos días con la amenaza de guerra de los americanos a Siria. La potencia del norte tiene algo que ver en cualquier sitio dónde pueda haber riquezas y como Chile es el primer productor de cobre en el mundo, imaginarás que ese era un buen interés para ellos, entre muchos otros, que cuando vayas conociendo mejor la historia tu mismo descubrirás.

Fue así, como un día martes 11 de septiembre en el años 1973, los militares salieron a la calle y con aviones bombardearon el palacio presidencial con Allende dentro. Todas las personas que habían sido afines al gobierno -electo democráticamente- fueron amenazadas, detenidas, torturadas, ejecutadas o desaparecidas, otras relegadas a ciudades lejanas en el mismo país y un número importante debió solicitar asilo en las embajadas extranjeras para proteger a sus familias o evitar la muerte, porque estaban en listas que los militares tenían con los nombres de los ex colaboradores del gobierno o con ideas afines y a los que estaban determinados en eliminar. 

En esos años yo tenía dos hermanos mayores, pero con uno de ellos mi relación era más cercana. Se trataba de tu tío Leonardo, sí se llamaba como tú. Él era un chico muy alegre, al menos en mis recuerdos, y muy juguetón. Cuando te veo jugar con la Tammy, vienen a mi mente imágenes como flash de mis juegos con él. Recuerdo que una vez comenzó a perseguirme con una “jaiva”, bueno tú la conoces como “crabe”, y claro -yo estaba aterrorizada-, pero disfrutaba de ese juego; como cuando tú juegas al “monstruo” con la chiquitita.

Tu tío Leonardo, tenía apenas 17 años, y todo un porvenir… pero la sombra de muerte y dolor, que cayó sobre nuestro país, lo alcanzó. El día viernes 14 de septiembre, tres días después que los traidores terminaran con la democracia, utilizando a las fuerzas armadas, pasado el medio día, Leonardo caía herido en la calle, tras recibir el impacto de una bala cobarde que un grupo de militares le lanzó por la espalda, su muerte fue declarada al final de la tarde…

Debieron pasar muchos años para que yo supiera la verdad, siempre una verdad a medias. 
Primero, se me convenció que estaba en un internado por sus estudios y por eso no lo podía ver, con el tiempo ya no pregunté más y como niña acepté que no era posible verlo, pero algo en mi sabía que había otra historia. Años después, ya mayor, gracias a tu tío Camilo pude conocer la otra versión, la que me acercó un poco más a la verdad. Esto era algo así como el secreto de la familia, los adultos no deseaban hablar de ello y yo, como niña, me daba miedo preguntar…

Hay heridas que permanecen abiertas, que no cicatrizan nunca. La verdad sobre el crimen de Leonardo es una de ellas. Nunca hemos podido saber quién fue su asesino. En su caso, como en el de cientos de miles, no hay verdad total ni justicia.

Cuando estabas en mi vientre, tu papá y yo comenzamos a buscar un nombre para ti. Estábamos de acuerdo en el nombre André, pero, un mes y medio antes de tu nacimiento, tu papá me propuso que te llamáramos Leonardo y te confieso que salté de alegría. Claro, yo no quería imponer ese nombre, porque recordaba una triste historia, sin embargo, todos mis recuerdos junto a tu tío (que no son muchos) son de felicidad. Y tu llegada era el momento más feliz de mi vida.

Ahora, porque naciste acá y no allá… uf, hay tantas cosas que sucedieron. Tu papá fue un resistente a la dictadura y eso le valió la cárcel y el exilio. Pese a que yo lo conocí cuando estaba privado de libertad, debieron pasar 10 años antes que el destino nos volviera a poner en el mismo camino. Él aún tenía prohibición de entrar a territorio chileno, fue así como yo decidí venir a Bélgica para poder estar juntos y construir la familia que somos hoy.

Es por eso que en estos días mi cuerpo se enferma de tristeza… tu tío fue uno entre miles que pagó con su vida la bestialidad de la dictadura. En estos días, todas aquellas personas que amamos y que ya no están, las que sufrieron y siguen sufriendo, nos hacen recordar el valor de los sueños. Todos ellos eran libres, solidarios, felices… esa energía es la que nosotros heredamos para continuar soñando y luchando por un mundo más justo y solidario. La necesidad de vivir con dignidad y de ser consecuentes en nuestros actos cotidianos. La necesidad de NO OLVIDAR jamás, para que el sacrificio de todos ellos sea un ejemplo para las futuras generaciones.

Imagino mi niño que tendrás miles de preguntas más, y a medida que vayas creciendo intentaremos responderte. El Presidente Allende, decía: “La felicidad de Chile comienza por los niños”, yo me lo apropio para decir que “mi felicidad comenzó con ustedes, mis niños”, por eso hijo, haremos todo por que tú y tu hermanita sean felices, pero al mismo tiempo conscientes de sus orígenes y de los verdaderos valores laicos.

Tu madre que te ama.

Bruselas, lunes 10 de septiembre de 2013.


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