Cuando, en 1973, Lou Reed editó su tercer disco, titulado «Berlín», un periodista de la prestigiosa revista «Rolling Stone», Stephen Davis, lo definió como un «desastre que lleva al oyente a través de un submundo de esquizofrenia, paranoia, degradación, violencia anfetamínica y suicidio», antes de vaticinar el final de su prometedora carrera y concluir su artículo con un lacónico y cruel «Adiós, Lou». Nada más lejos de la realidad: Lou Reed publicaría una veintena más de discos hasta su muerte, en octubre del año pasado, convertido en una de las figuras fundamentales de la historia del rock.
Nathalie Poza creció escuchando las canciones de Lou Reed, uno de sus principales referentes artísticos, y al que seguramente hubiera ido a ver al teatro Romea de Barcelona, donde su director, Borja Sitjà -buen amigo del músico- tenía previsto llevarle para inaugurar esta temporada. La muerte truncó esa actuación, y del deseo conjunto de actriz y director nació el espectáculo «Desde Berlín», que se presenta actualmente en las Naves del Español, dirigido por Andrés Lima e interpretado por Nathalie Poza y Pablo Derqui.
El disco «Berlin» es el punto de vista de este espectáculo, que cuenta con textos de Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró, sobre los que Lima ha hecho la dramaturgia. Cuenta la historia de Caroline y Jim, dos personas que se encuentran y se enamoran. Una historia como cualquier otra. Que se aman y se arrollan. Que se hunden en las drogas y el alcohol. Una historia como cualquier otra. Que se desesperan, se maltratan y se destruyen. Una historia de amor y dolor. Una historia como cualquier otra...«Desde Berlín» es un espectáculo tenebroso, oscuro, desolador. El espectador asiste a la paulatina destrucción de los dos personajes, envueltos por la abatida música de Lou Reed, que sirve de banda sonora y de hilo conductor del espectáculo, trazado con líneas delicadas por Andrés Lima, que lo sirve sin embargo sin algodones y sin sordina, desgarrado y en carne viva.«Desde Berlín» es oscuro, sí, pero al mismo tiempo luminoso por la conmovedora interpretación de los dos actores, Nathalie Poza y Pablo Derqui, que interpretan a sus personajes con carne, sangre, sudor, lágrimas; que se abren en canal para dar a Caroline y a Jim toda la devastadora verdad que requieren. Y a los que Andrés Lima no les ha dado otro punto de apoyo que ellos mismos. El suyo es un trabajo que precisa de algo más que compromiso, que hace que, como me confesó Nathalie, sientan el miedo sobre un escenario con unos personajes devoradores y nocivos, y por ello tan fascinantes y absorbentes. Los dos se arrojan al vacío, se desnudan (literal y metafóricamente) y logran que la emoción llegue hasta el último rincón del patio de butacas y que ningún espectador -supongo- pueda escapar a ella.