Desde Boliva. Humberto Vacaflor: Economía de palabras: La dura realidad.

Publicado el 13 septiembre 2015 por Joseantoniomedina1234

Es enternecedor el esfuerzo que hace el ministro de Economía para asegurar que todo va viento en popa y que la crisis de las materias primas afecta a todos los países del mundo menos a Bolivia.

El propio presidente Evo Morales ha tenido que salir al frente y admitir que ha llegado el momento de ajustar los cinturones, en vista de que los ingresos han disminuido, como se puede ver en todos los frentes.

El ministro sigue alegando que su gran descubrimiento, su hazaña, fue haber puesto en acción a la demanda interna, con lo que, según su pobre lectura, ha puesto al país lejos de todos los peligros.

Y, cuando él está empeñado en esa fantasía, viene el presidente Morales y dice la verdad: nos ha llegado la crisis porque los ingresos han bajado de manera dramática.

Pero el presidente comete un pequeño desliz que pocos han advertido. Dice que Evo Morales no es responsable de que hayan caído los precios.

¡Por favor! Su gobierno ha estado asegurando que el auge se debió a sus propios méritos, que los precios subieron porque el Proceso de Cambio es la mejor opción para Bolivia y los pueblos oprimidos del mundo.

Ahora resulta que el gobierno plurinacional  y multilingüe no puede evitar que los precios internacionales caigan, aunque haya dicho, en su momento, que fue el causante de que hubieran subido.

Esa fue, hay que admitirlo, la mentira mayor. Otras pequeñas consistieron, por ejemplo, en la pertinaz decisión del gobierno de decir que los ingresos del IDH (impuesto directo a los hidrocarburos) fue obra del MAS, cuando todos sabemos que ese partido, el del actual presidente, votó en contra de la ley que propuso Hormando Vaca Diez en que estaba incluido ese impuesto.

Ahora ha llegado el momento de la austeridad. Quizá el presidente deba vender el avión Falcon que compró del Manchester United en 38 millones de dólares, deba frenar el palacio faraónico que decidió construir en La Paz porque el Palacio Quemado no daba abasto a su ego.

Y quizá deba vender los medios de comunicación que compró con tanta prisa para tratar de modificar la realidad. Los ejemplos de Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador deberían servir de lección para el último de los caudillos del llamado “socialismo del siglo XXI”. Colaboración especial para Latinpress. http://www.latinpress.es