Ahora podría decir que mi vida va rodada (una mentira como una casa) pero en cierto sentido sí, porque el medio para el que trabajo se dedica a la información del transporte por carretera. Así que de los micros de la radio he pasado a las ruedas de los camiones y las ventanillas de los autobuses.
Pero, entre motor y pastilla de freno, este trabajo me ha dado la oportunidad de descubrir un mundo que no conocía: el de los viajes de prensa. Un universo fascinante en el que lo que a ojos de los que están acostumbrados parece normal, para mí es alucinante.
Habitaciones de hotel inmensas, vuelos pagados, dietas iuncluidas, transfer a donde quiera que vayas y mucha, mucha, comida. Parece que cuando no quieren que tengas las orejas abiertas ellos tratan de llenarte la boca, no vayas a preguntar más de la cuenta.
Pero los viajes también tienen sus cosas buenas y en este caso he podido realizar pruebas de conducción y demostrarme a mi mismo que soy capaz de llevar una enorme furgoneta sin despeinarme. A partir de ahora intentaré actualizar más amenudo y con una filosofía diferente, ya que para cosas más ortodoxas podéis leerme en otros sitios.
A su salud.