Desde mi rincón del Patio se ven mercaderes con sus mercancías, poetas con sus versos y miradas cruzadas entre enamorados. Desde mi rincón del patio se ven tenderos en sus tiendas, periodistas en sus periódicos y deportistas en sus puestos, preparados, listos, ya. Desde mi rincón del patio se ven buenas personas y se esconden malas, se ven los buenos días y se esconden los adioses, se ven las intenciones y se esconden los deseos. En la equina más alejada se divisan los trucos de los magos y debajo del soportal los pintores reflejan la huidiza luz de un septiembre que el próximo año quiere desfilar en ropa interior en La Cibeles.
Y desde el Patio se ven Madrid y Vitoria, Barcelona y México DF, Badajoz y la Giralda de Sevilla. Se oye el euskera y el gallego, se dice “te quiero” en catalán y en inglés, se pide perdón en valenciano y gracias, muchas gracias, en portugués. Hay gente de la caja tonta y tontos con cajas. Personas que van y vienen. Hay luchas y luchadores. Hay vida.
Desde el patio intento decir que escribo, y escribir diciendo. Arrugar bolas de papel con versos y lanzarlas al medio, por si se mete de tres y hay falta adicional. Escribir de sonrisas, del patio, de amores, miradas, de la que no se nombra, de lo que la gente dice, de lo que la gente calla.
Y de todo esto. De lo que veo y escribo, del patio y los vecinos, de lo que va pasando o ha pasado, será, más o menos de lo que me gustaría hablar en el Congreso de Internet, a celebrar los días 22, 23 y 24 de octubre en Madrid. Estoy seguro que tú, desde tu parte del patio, ves cosas tan interesantes como yo. Sería cuestión de que las compartiéramos. Así que te espero por allí.
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