Cenit es un grupo sevillano de rock, con influencias muy diversas —Radiohead, Porcupine Tree, rock alternativo de los 90— que debutó en la Sala X el pasado octubre para presentarnos su nuevo trabajo, Desde mi habitación, una autoproducción que ha sido grabada en los estudios Pancake Analog Recording.
La banda tuvo su germen en 2010, como NoYB. En 2014 lanzaron un EP —The Patterns of Chaos, en inglés— y, tras un tour y varios concursos, dejaron de tocar durante tres años. Ha sido recientemente que el grupo decidió volver a empezar.
Nació Cenit, formada por las guitarras de Carlos Giráldez y Cristóbal Márquez; el baterista Julián Carrasco; el bajo de Paco Jacome; y la voz de Alejandro Jurado.
El nombre del EP viene de la canción homónima, ya que fue el primer tema que compuso el grupo al decidir volver a tocar. El disco tiene tintes de rock y de pop —también indie, entre otros leves toques de distintos estilos— y en él se nota la insistencia de la banda en buscar un sonido propio, lleno de contrastes.
“Llenando la escena de calor
les vi perderse entre las luces y mi voz”.
Desde mi habitación
El EP se compone de cuatro canciones, todas llenas de potencia. Es un trabajo creativo completo —a resaltar el diseño de la portada, un trabajo precioso del cantante Alejandro Jurado—, un proceso conceptual en el que resumen su historia.
Desde mi habitación es la más alegre, la que tiene más fuerza, con un ritmo y un estilo casi constante durante toda la pieza, una parte instrumental con gran protagonismo de las guitarras y una intensidad en aumento: nos habla de comienzos, de finales que solo cierran etapas, de silencios necesarios en los que crecer y evitar la muerte de lo que no evoluciona.
Enérgica es también 200 días, la última canción del disco, más acelerada y que, inversamente, se relaja en los estribillos. Se suaviza cerca del final para llenarse de ecos y coros, de algún silencio instrumental y de vocales alargadas.
Tanto en esta canción como en Alice, la voz se riza hacia notas más altas en un movimiento adictivo, precisamente porque no abusa de ello, sino que juega en los momentos precisos para que la adicción haga su efecto.
Naúfragos —¿puede una decir en una reseña cuál es su tema favorito?— es una balada sobre los quizás. Está llena de coros y consigue crear una atmósfera entre dura y dulce. La voz se rasga en algunos momentos para trasladarnos a un lugar en el que no estamos cómodos: a una impotencia que es tan nuestra como para molestarnos. Sabe a otoño, a sentirse perdido, a no saber si somos algo suficiente.
“Quizás fui algo más en un intento anterior
quizás fui algo más, algo más que yo”.
La habitación de Cenit tiene una ventana que retumba; podemos ver desde fuera cómo se retuerce y vibra. Este año pasado, el grupo abrió una rendija para que pudiéramos asomarnos a su mundo. Su música resbaló por el alféizar y nos alcanzó de lleno. Ahora, yo solo espero —paciente e impacientemente— a que la abran del todo. Del todo.
Fotografías y diseño de la portada: Alejandro Jurado
La entrada Desde la habitación de Cenit se publicó primero en 8pistas.