En plena crisis económica, Kiko (Eric Francés) y Marcelo (Adrià Collado) creen encontrar la solución a sus problemas económicos realquilando una habitación de su casa en Ibiza… Como el piso en el que viven sólo tiene dos, adaptan el armario empotrado de la vivienda como si de un pequeño cuarto se tratara. Tras una serie de visitas fallidas aparece Soto (Fernando Tejero), un extraño personaje que no sólo acepta vivir en el pequeño “dormitorio” sino que además les ofrece la solución definitiva a sus todas sus penurias.
Es posible, pero al tratarse de una comedia, hemos optado por personajes más cercanos a la vida real que al glamour y lo vistoso. Es decir, que Desechos se acerca más a "El Quinteto de la Muerte" (1955) de Alexander MacKendrick, o el gran clásico italiano "Rufufú" (1958) de Mario Monicelli, que se convirtió en la piedra angular de cómo debe ser una película sobre un gran golpe perpetrado por delincuentes de poca monta; que a robos a gran escala como "Ocean's Eleven" (2001) de Steven Soderbergh, o su antecesora "La Cuadrilla de los Once" (1960) de Lewis Milestone, films donde prima más lo guapos y listos que son los protagonistas y lo virguero que es el atraco.
Desechos se mueve entre la sitcom lena de situaciones casi absurdas y conversaciones al borde del esperpento, pero siempre en un marco de contidianeidad con lo que el espectador puede encontrarse mil veces identificado (el exponente más próximo es la serie de culto "Senfield"); y el realismo casi documental de los films de Fernando León de Aronoa, o de Ken Loach.
Y es que Desechos es algo muy real. Como real es la falta de trabajo, el alquiler, los dentistas, la televisión, los caracoles, los armarios empotrados, los anuncios de prostitutas, las predicciones meteorológicas...