18 agosto 2014 por alhobo
mortadeloyfilemon.com
Los fines de semana, por las mañanas, paso casi una hora sin ponerme las gafas. Las llevo desde los tres años… Cuando empecé a aprender a leer la maestra se dio cuenta de que no era capaz de enfocar las letras correctamente y me llevaron al oculista: “Confirmado la niña necesita gafas”. Herencia paterna.
Desde entonces los binoculares me acompañan a todos lados. Son parte de mí, han contribuido a imprimir mi personalidad, a definir mi forma de ver el mundo y, la verdad, es que no suelen molestarme. Por eso, el otro día me paré a pensar en la razón por la que los fines de semana me gusta ser el Rompetechos de mi hogar, cuando lo más cómodo sería colocar esos mágicos cristales frente a mis ojos.
¿Será quizás porque ese rato entre la almohada y el desayuno quiero imaginar el mundo a mi manera? ¿Estará mi subconsciente revelándose contra todas y cada una de las miserias que nos atropellan cada día? ¿Necesitará mi mente evadirse de tanta injusticia, de tanta violencia, de tanta estupidez, de tanto engaño, de tanta hipocresía, de tanto…? Es posible, concluí en mi interior, puede que esa hora que paso “desenfocada” sea una forma inconsciente de protestar contra un mundo que cada vez me gusta menos…