El mismo año que nuestro país comenzaba una Guerra Civil que nos haría retroceder casi hasta la Edad Media en ciertos derechos sociales, en Estados Unidos se estrenaba esta especie de apología del divorcio que narraba los secretos de un matrimonio décadas antes de Igmar Bergman. Samuel Dodsworth es un hombre hecho a sí mismo, que ha abierto camino en la industria del automóvil con su trabajo y tesón y, por supuesto, dedicando a esta labor todo su tiempo. Cuando llega el momento de retirarse, sale de viaje con su mujer, mucho más joven que él, y es cuando empieza a conocerla de verdad. Y lo que empieza a descubrir de ella, lo deja desconcertado. Y es que Fran no acepta la llegada de su madurez - pronto será abuela - y se dedica a flirtear con los sofisticados europeos que se le ponen a tiro, gente a la que estima muy superior al simplón y buenazo de su marido. Aunque tarda mucho en aceptar la situación, finalmente Samuel va a tomar la decisión adecuada y el público comprenderá que ciertos matrimonios no deben ser para toda la vida.