Desert Run 2013 (3 de 5): 2ª Etapa Erg Chebbi – Merzouga

Por Fermín Fermin Fernandez @ferminffaviles


Viernes, 1 de noviembre de 2013

Etapa:


La segunda etapa ya tenía una distancia considerable: medio maratón, 21 km... para la mayoría de los corredores, para nosotros fue algo más larga.
La salida estaba en el vivac donde habíamos dormido, en la parte norte del Erg Chebbi (“Erg” significa arenal). Discurría bordeando el “Erg” por su cara oeste hacia el sur, hasta Merzouga, dando aquí un pequeño giro para hacer unos kilómetros más hasta el hotel Kasbah Tombouctou, donde esperaba el arco de meta.
El terreno seguía siendo desierto, pistas de tierra en medio de una inmensidad plana. Durante todo el camino se podían admirar las enormes dunas a lo lejos por la izquierda, salvo la última parte del recorrido en que las dunas estaban, digamos... que bastante más cerca.También, a diferencia de la primera etapa, esta pasaba por un par de pueblos, por lo que se esperaba más “animación local”...

Bordeando Erg Chebbi hacia el sur por la cara oeste


La ruta en wikiloc --> aquí
La Carrera
La noche fue algo fría (aviso a corredores de próximas ediciones, acordaros de echar en la maleta el pijama de felpa). No fue necesario el despertador, al amanecer empezaron a hacerse oír los dromedarios, berreaban como si estuvieran al otro lado de la haima. Así que una vez despierto decidí ir a los cuartos de baños comunitarios antes de que hubiera demasiada cola y poco papel.

La habitación con vistas


El hotel a los pies de las dunas


Ya con los deberes hechos desperté al resto de familia y a desayunar (esta vez sin tuna). De nuevo recoger la maleta y a línea de salida. Hoy de naranja y tirantes, aunque con el frío que habíamos pasado, a primera hora de la mañana no apetecía mucho.

Hoy de naranjitos


Bueno, al lío, tras el recuento de corredores para identificar abandonos, ya la niñas acopladas a sus amigos y preparadas para seguir la carrera desde los 4x4, llegó la hora de la salida. El gran Martín Fiz da de nuevo la salida y a correr…
Salimos como siempre en cola de pelotón dejando libre el camino a los más veloces. Nuestra idea era intentar mantener un ritmo de 6:30 min/km. más o menos en los tramos sin dunas y en las dunas “lo que pida la obra” que dicen en mi pueblo.

¡¡ Qué prisa tendrán!!


Durante los primeros kilómetros lo íbamos haciendo así, incluso un poco más rápido, tras el primer kilómetro, siempre mas lento, del 2 al 7 clavamos los 6 kilómetros en 6:18 min. cada km., y eso que solo me faltaba subirme a caballito de mi compañera de fatigas para que no se acelerara tanto, constantemente la tenía que ir frenando y recordando lo que nos quedaba por delante, hoy no… mañana.
El paisaje era animado, (para ser yermo) íbamos siguiendo una pista de tierra y de vez en cuando pasábamos por las típicas construcciones marroquíes de adobe. Los habitantes de las casas tampoco parecían muy sorprendidos de ver a unos locos corriendo, ¡¡Con el calor que hacía!!, supongo que ya están cansados de ver pasar europeos en coches, motos, bicis,… Esta debe ser una ruta por la que pasan este tipo de aventureros.

Pasando por unas casas en mitad de la nada


Paramos en el avituallamiento del kilómetro 4,5, siempre paramos en todos a beber agua y a refrescarnos. El frio nocturno ya se había convertido en calor intenso. Para la distancia de hoy ya sería bueno tomar algo sólido además de agua, así que como no tomamos geles ni este tipo de productos que tenían en los avituallamientos, me había agenciado un par de plátanos el día anterior y los llevaba en el cinturón, un poco negros por fuera, pero perfectos por dentro. Cayó el primero.
Seguimos a buen ritmo. De vez en cuando pasábamos alguna casa, algún albergue, algún grupo de árboles y palmeras, matorrales, dromedarios pero lo más impresionante eran los naranjas de las dunas del Erg Chebbi que íbamos viendo durante todo el camino.

Las dunas al fondo durante prácticamente todo el camino


¡Coño, si soy yo!


También de vez en cuando pasaban los coches de la organización y en uno de ellos nuestras niñas haciendo fotos con el móvil…. Qué pena que no hagan móviles con teleobjetivo y estabilizador de imagen, porque hubieran salido unas fotos coj…udas.

Al fondo, rebaño de dromedarios


Las niñas siguiéndonos en el coche


Segundo avituallamiento, kilómetro 9, volvemos a parar, bebemos, nos refrescamos, dejamos las botellas (siempre respetuosos con el medio ambiente… aunque alguno había que iba dejando sus restos por el camino) y de nuevo en marcha, pero a partir de este punto… ...ya nada sería lo mismo.

A rebufo, el italiano


Llevábamos a rueda un corredor italiano que constantemente iba tosiendo, escupiendo, moco "pa’rriba" moco "pa’bajo".... total, que decidimos dar un tironcillo a ver si le dejábamos atrás  y nos librábamos de tal hilo musical.
Así lo hicimos tiramos un poco mas fuerte y seguimos adelante, pero llegamos a una bifurcación donde el camino se dividía en dos y sólo veíamos una flecha de las que señalizan el camino en el medio de los dos caminos ¿Cuál era el correcto?. 
No sabíamos por donde tirar, no teníamos referencia visual de ningún corredor por delante, el italiano venía por detrás,... así que decidimos tirar por el camino de la izquierda, más cercano al desierto que íbamos bordeando y que se dirigía a un pueblo.

Hassilabied


Para allá tiramos... y el italiano detrás. Avanzamos cerca de un kilómetro hasta que llegamos al pueblo, durante el trayecto no vimos más señales indicadoras, lo cual era raro porque normalmente estaban bastante seguidas y llegó un momento en que caímos en la cuenta de que en el suelo no había pisadas de corredores.... sólo de camello, ¡¡Estábamos perdidos!!.

Ni una señal, ni una pisada, por aquí no era...


Paramos, intentamos localizar alguna señal de la carrera primero saliendo del pueblo por la izquierda, vuelta, luego por la derecha. El italiano también paró, tampoco sabía que hacer, siguió recto, pero antes de que se alejara demasiado le llamamos –“¡¡No te vayas solo que por ahí no es, muchacho!!, volvió. Preguntamos a alguno de los habitantes del pueblo (Hassilabied se llamaba), pero además de nosotros no entender árabe, ellos tampoco tenían ni idea que les estábamos preguntando ¿Carrera?, ¿Course?, ¿Runners?, ni idea, nos indicaban que siguiéramos rectos para llegar al Tombouctou. Seguir todo recto... les tendríamos que haber hecho caso, habríamos llegado a meta antes que Martín Fiz...

La señora barriendo la calle ¿Será por eso que no había pisadas???


Pero no, decidimos volver sobre nuestros pasos hasta llegar a la última señal que vimos. Al italiano, nos lo llevamos. Saliendo del pueblo para volver al camino que trajimos vimos un coche de la organización y le hicimos señas, vino pero no sabia de por donde iba el recorrido de la carrera ¿?. Luego vino otro mas, que casualmente (o no) llevaba a los acompañantes del italiano, este conductor mas espabilado llamó por radio y le indicaron como atravesar el pueblo para llegar al recorrido de la carrera. Era por la derecha.
Nos ofrecieron subir al coche y llevarnos hasta el camino, el italiano se subió, pero yo dije que no, habíamos venido al desierto a correr, que tiraran que nosotros les seguíamos corriendo, así que el italiano en vista del plan... también se bajó del coche, total unos metros mas...
Cruzamos el pueblo siguiendo al 4x4 hasta que llegamos a un camino ya con las flechas de cal que indicaban que ahora íbamos por el buen camino... ...y el italiano detrás.

El rastro de las vueltas que dimos por coger el camino de la izquierda en el vez del de la derecha


Ya en el buen camino, ¡Uf, respiramos! y de forma instintiva nos aceleramos tratando de recuperar el tiempo perdido. Habíamos hecho unos 2 kilómetros de más y sumando al recorrido extra el tiempo que hemos estado parados intentando averiguar por donde tirar habremos perdido unos 20 minutos, pero al menos ya estamos de nuevo en ruta, dejamos el pueblo a lo lejos.

El pueblo ya atrás


Aunque yo seguía de pepito grillo diciendo a Marga que se tranquilizara, lo importante era llegar con fuerzas para poder terminar la etapa del día siguiente (26 km.), la realidad es que hicimos un par de kilómetros rápidos, por debajo de 6 min/km. Evidentemente íbamos los últimos de la carrera, bueno no, a lo lejos venía el italiano… ya le echábamos de menos.

Por el buen camino ya


Ya por el buen camino nos cruzamos con el médico de la carrera que viene en sentido contrario con la ambulancia, parece que le habían dicho por radio que alguien se había perdido, pero de momento no necesitamos ayuda, nos dio una botella de agua y nos dijo que enseguida llegaríamos al próximo avituallamiento.
Así es, llegamos al siguiente avituallamiento, kilómetro 13,5 para los corredores normalillos, 15,5 para los que buscamos algo más y nos dimos una vuelta turística por el primer pueblo que encontramos. En este avituallamiento estaba Ana Churruca (mujer de Martín Fiz), también corredora… de las de verdad. Al igual que su marido este año se ha hecho el maratón des Sables, sólo son 240 km. por el desierto debiendo llevar encima todo lo que vayas a necesitar (agua, comida,..). Este año no participaba en esta carrera, estaba colaborando con la organización. Además de agua, nos dio ánimo y consuelo, nos contó que ella también se había perdido el año pasado en una zona de dunas, mal de muchos...
Seguimos adelante, enseguida pasamos por la siguiente aldea, mucho más pequeña que el pueblo donde nos perdimos. Continuamos a un ritmo alto y ya empezamos a coger a algún corredor.

Empezamos a recuperar puestos


Vimos una tienda abierta, pero no paramos. Si hubiera sido un bar...


Tras pasar esta aldea (Takojt), sin visita turística improvisada, iniciamos un kilómetro por suelo arenoso, pero sin dunas, y algo de vegetación. Por aquí el ritmo empezó a bajar, llevamos ya 15+2 kilómetros hechos más la tensión de la pérdida y se notaba.

Empezaba la arena


ya se notaba el cansancio


Por allí

¡¡Vamos!!... a las dunas


Durante este kilómetro de arena íbamos viendo como  las dunas se acercaban... hasta que nos engulleron. 
Esta parte de la ruta daba una pequeña vuelta por una zona de dunas, para volver en dirección contraria por más dunas camino ya de la meta.
A la entrada en las dunas nos encontramos unos niños. Nos pedían que les diéramos algo pero que les íbamos a dar, si no llevábamos “na”, como no fuera un beso.

Los niños jugando en la arena


Nos han visto


Mejor estilo que nosotros, y eso que no llevaban Brooks


Estos dos kilómetros de dunas fueron muy bonitos, las dunas eran inmensas, algún 4x4 vimos atascado sacando arena de debajo de las ruedas para poder salir, pero todo lo que tenían de bonito lo tenía de duro. 
Bajamos bastante el ritmo aunque no paramos de correr en ningún momento, pero ya el cansancio acumulado se notaba. Difícil era subir, pero casi más lo era bajar. Al bajar, vas frenando y los dedos de los pies van chocando contra la zapatilla.
El paisaje…¡ Increíble!. Dunas enooormes.

Ya dentro de la zona de dunas

Otros corredores andando, a estos también les cogimos


Allá van los Reyes Magos... Caminito de Belén


¡¡Vamos, vamos!!


Saliendo ya de las dunas vino a nuestro encuentro y nos acompaño corriendo durante un raro Joan Boada, que también se había enterado de que nos habíamos perdido (jo..er pues se ha enterado todo el mundo), todo un placer correr junto a él charlando. La verdad es que fue un rato agradable que nos distrajo del cansancio
Después de las dunas quedaban los tres últimos kilómetros. Por aquí el terrero volvía a ser plano, erial. Nuestro ritmo ya era un poco cansino, se notaba mucho el calor y los kilómetros acumulados.
Volvimos a tener animadores, esta vez niñas, que también corrieron un rato junto a nosotros... pidiendo. Creo que si volviera otro año a esta carrera, en esta etapa llevaría una mochila con lápices de colores, caramelos, gorras,... cosas que mis hijas en casa tienen de más y para estos niños es un tesoro.

Ahora niñas


A esta no le entraba arena en la zapatilla


Por fin llegamos a la parte de atrás de hotel donde estaba el arco de meta. Allí nos esperaban nuestras dos hijas para correr juntos los últimos metros y entrar victoriosos los 4 en meta.  Esta vez, como también corrió la mayor, no tenemos documento gráfico.
Otra etapa a la saca, 2 de 3.
Tras la entrada en meta, refrigerio y a reponer fuerzas con dátiles y unos cuantos plátanos más (donde esté lo natural...). Habíamos acabado la segunda etapa en 2 horas y 38 minutos, incluidos los 2 kilómetros extra y el tiempo que anduvimos perdidos.
Ahora  a la habitación a ducharnos y analizar las secuelas. La etapa de hoy había sido dura y notábamos ciertas molestias en los pies.
Efectivamente, yo tenía un par de uñas negras que me causaban molestia y Marga bastantes ampollas dolorosas... ¿Cómo estaríamos para la etapa del día siguiente?.

La aventura


La tarde iba a ser de chanclas, dedos de los pies al aire, libres, aunque eso también tiene su peligro, los dedos doloridos al aire se cargan de una especie de magnetismo que atrae a otros pies calzados, que se empeñan en pisarlos.
Estábamos en un nuevo hotel y tocaba exploración, lo primero que encontramos, casualmente, fue el bar y nos tomamos un par de cervezas (la mejor bebida isotónica, donde las haya). El día era bastante bueno y lo mejor para los pies magullados era meterlos en el agua fría de la piscina. Tuvimos un buen rato de relax, wifi y otras comodidades.

Ampollas al alto...

... O al agua fresca


¿Y Las niñas?... ...Esas ya se habían independizado. El padre de otros niños nos dijo que se se habían ido todo el grupo al jacuzzi, y así era, allí estaban todos dentro del jacuzzi... el agua fuera.

Por favor papa, ¡No molestes!


Tras la comida, de nuevo salimos de excursión en los 4x4. El plan de hoy era conocer la parte sur del Erg Chebbi.
Primero, en el Paris-Dakar particular que llevaban los conductores de los 4x4, llegamos a lo que llaman la puerta del desierto. No por llevar ya  un día entre dunas y arena nos dejaban de sorprender e hipnotizar las vistas. Esos colores tan fuertes, las sombras de las dunas, las formas...

Mis hijas, y los 4x4 en línea de salida


Una pasada.. de película


Continuamos el rally desierto-a-través hacia un poblado de origen sudanés, Khamlia. Allí nos recibió la banda local (gnawa) e interpretan sus temas tradicionales y danzas.
Los instrumentos, artesanos, de percusión: el “tbel”, tambor que tocan con un palo curvo y los “qraqeb”, especie de castañuelas de hierro. Estos cánticos, dicen que tienen su origen en los esclavos que los gobernantes árabes trajeron en otros tiempos a estas tierras desde el África occidental. Utilizaban estas danzas y rituales para llegar al trance. Ahora no llegan a tanto. Impresiona y da un poco de tristeza ver a las chicas danzar cubiertas de la cabeza a los pies.

tocando y danzando


los qraqeb


los tbel

Aquí nunca tienen calor, mirar el músico de enfrente con jersey de cuello alto debajo de la chilaba, y seguro que debajo del jersey lleva una camiseta interior


Además de ver la actuación, me di una vuelta por el poblado para ver la realidad. Casas de adobe, haimas, una huerta muy interesante. Las niñas tuvieron la oportunidad de ver la pequeña habitación que hacía de escuela para los niños del poblado, sus mesas, sus dibujos... como los de todos los niños, a cierta edad hay poca contaminación mental o cultural. Los niños visitantes dejaron algún mensaje en la pizarra para que lo leyeran los niños locales cuando volvieran a clase.

Poblado


Desde aquí, después de tomar un té y unos frutos secos, gentileza del poblado, nos vamos dando cera en los 4x4, ¡¡Carlos, por Dios, trata de arrancarlo!!, a ver unas minas en Menfis, muy cerca de la frontera de Argelia.
Estas minas eran de plomo y de zinc, fueron explotadas por los franceses hasta que dejaron de ser rentables. Debieron de tener bastante actividad porque en los alrededores se ven algunos pueblos, hoy abandonados. Parece que actualmente hay trabajadores locales que explotan los restos que quedan de plomo para extraer el kohl, ese polvo gris que usan las chicas de por aquí para pintarse lo ojos (el rimmel local, aunque no se si será muy bueno echarse plomo en los ojos).

Hoy no curraban, era fiesta


Las grietas tenían bastante profundidad


El fotógrafo de la expedición currando


Desde aquí de nuevo caravana de Toyotas hasta el hotel y relax hasta la hora de cenar.Los pies estaban medio medio. A mi me dolían las uñas solo con mirarlas y a Marga, aunque se había pinchado las ampollas e incluso el médico las había echado un vistazo, también tenía bastantes molestias. A ver mañana como amanecían...
Antes de cenar la charla del ayo Joan sobre el programa del día siguiente. Cena compartiendo experiencias con los compañeros de mesa: de Madrid, de Barcelona, de Málaga y a dormir.En este nuevo hotel, la vista nocturna al salir del restaurante es extraordinaria. La estampa de abajo a arriba: los camellos en sombras a lo lejos, las siluetas de las dunas al fondo y el mar de estrellas sobre todo lo anterior... y el silencio.
Después de los nervios de la primera noche, las haimas y el frio de la segunda, y con el cansancio acumulado... hoy tocaba dormir con Mayúsculas.
Continuará…