Una causa de tan altas sentencias en el ejército alemán es la estricta disciplina germana, que llevó a perseguir y juzgar tan duramente a los desertores como forma de desalentar a cualquier soldado que pudiera tener deseos de escapar del ejército. Por ese motivo muchos optaron por fingir o intensificar enfermedades ya existentes para evitar la entrada en el ejército y hasta la auto-mutilación. Otro recurso era acceder a puestos de trabajo que fueran esenciales para la guerra.
Otros motivos por el que se fue tan enérgico con la deserción hay que buscarlos en el propio sistema nazi que se apoya en que Alemania no fue realmente derrotada en el campo de batalla en la Gran Guerra. Fue traicionada por los políticos y que el Ejército fue demasiado benévolo con los casos de sedición, confraternización y deserción.
Hitler escribió en Mein Kampf:
Quien combate en el frente puede morir; quien deserta, debe morir.Aplicando la sentencia dictada por Hitler en su libro y biblia del nazismo, los desertores, fuese por el motivo que fueses, "debían morir". No se debía permitir vivir a personas que podrían minar la moral alemana y causar un derrotismo que pudiera llevara la derrota.
Los cientos de desertores que habían sobrevivido a la guerra creían que serían amnistiados. Tuvieron que esperar décadas debido a la fuerte oposición de los grupos de derechas que mantenían que la Wehrmacht no tuvo relación ideológica con los nazis, por lo que considerarlos, del algún modo, como víctimas del régimen nazi era reconocer el papel activo del ejército alemán en los crímenes de guerra.
Las revisiones de las sentencias se fueron realizando una por una y caso por caso, aunque un número importantísimo de ellas se habían perdido debido a los bombardeos o simplemente destruidas para evitar que cayeran en manos aliadas o para borrar la connivencia de los jueces con el régimen.
Después de más de 10 años de lucha, la Federación de las Víctimas de la Justicia Militar Nacionalsocialista, consiguió que en 2002 el Parlamento alemán aplicara una amnistía total, aunque esta no se hizo efectiva hasta 2009. La mayoría de ellos no vivió lo suficiente para ver su honor restablecido.
Para saber más:La Wehrmacht: los crímenes del ejército alemán, de Wolfram WetteHistoria y Vida, nº 606Deutsche WellePúblicoSer HistóricoForo Segunda GuerraLa voz del socio