Por otro lado, el que teme no ha sido perfeccionado en el amor de Dios, es como el ciego que fue tocado por Jesús y sin embargo, sólo veía a la gente como árboles que caminaban.
“…[Jesús] le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” (Marcos 8:23-25).
Este hombre ciego tenía solamente visión parcial y, del mismo modo, cuando tú y yo no tenemos un corazón para ver a la gente como Dios las ve, nos vemos obligados a retroceder por sus duras miradas y condescendencia. Sin embargo, cuando el hombre estuvo dispuesto a ser tocado por el Señor por segunda vez, levantó los ojos y de pronto vio claramente a todos los hombres.
Si estás desesperado por ser un testigo de Jesucristo, si estás cansado de ser de una forma en la iglesia, pero de otra forma afuera y si hay un clamor dentro de ti que dice: “¡Dios, he tenido suficiente de esta falta de poder! No me importa quién se ría de mí o piense que he perdido la razón, ¡Quiero Tu poder para ser capaz de representar a Jesucristo!”. Entonces tengo buenas noticias para ti: Dios está dispuesto a tocarte de nuevo, tal como lo hizo con ese hombre ciego.
Blog de David Wilkerson, fallecido