Desespero en Washington y el zafarrancho de Almagro con Cuba [+ video]

Publicado el 17 febrero 2018 por Norelys @norelysmorales
Norelys Morales Aguilera.─ Ante las euforias por las políticas agresivas de la Administración de Donald Trump y el rescate de la Doctrina Monroe, el desespero de Washington es evidente, mientras el magnate presumió de haber impuesto “duras sanciones” a las “dictaduras” de Cuba y Venezuela, en su primer discurso del Estado de la Unión.
No se requiere mucha suspicacia para darse cuenta de lo que los ultras, politiqueros de toda laya y el gobierno oculto que decide más en Estados Unidos, que lo que se supone o dicen, traman para ambas naciones, en un intento de matar ejemplos y hacerse, a su modo, con los destinos de Nuestra América.
Con Cuba, el desespero y la urgencia, los han llevado a una apuesta fracasada de antemano, pues calculan ─una vez más─ que "llegó la hora", ante las elecciones cubanas, donde los electores elegirán un presidente que sustituya a Raúl Castro Ruz, de nuevo subestimando la legitimidad de la democracia cubana y, la inteligencia política de los cubanos todos, que saben del Norte revuelto y brutal que los desprecia.
Para ello han elegido un refrito de un proyecto fallido como el Plan Varela, que le lavaron la cara llamándole Cuba Decide, con una generosa contribución de miles de dólares proveniente de la NED,  a su vez pagada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, oficina del Departamento de Estado de EE.UU., así como Cuba Freedom Foundation,  Freedom House, o la Fundación Konrad Adenauer, entre otros.
El colega L. Alberto Rodríguez, ironizó con que es ¡Todo un modelo de éxito! de Rosa María Payá, sobre todo, al considerar que en el resto de América Latina otras activistas de derechos humanos como la hondureña Berta Cáceres, en vez de billetes, han encontrado la muerte. Payá debe estar haciendo algo bien, de acuerdo a lo que le dictan.
En efecto, este es el plan estrella, que deja fuera a otros "opositores" más desgastados y que no han probado capacidad de convocatoria, la misma que falta a Paya, pese a su inocente y bien estudiada imagen y apoyo en viajes y acomodos, y en medios sociales con trolls, boots, y netcenters, ideados por los laboratorios mediáticos para la manipulación y el bombardeo con sicarios digitales para la guerra no convencional.

Almagro se apresura al ataque

Pero, justo con la línea del uso de sus empleados, el desespero de Washington y su cohorte de la dictadura batistiana derrotada y que se asienta en Miami, han echado mano a Luis Almagro, ahora como un estríper de la politiquería, que patético y lastimoso miente, aunque lo más grave es que llama a la confrontación para derrocar "al régimen" cubano y venezolano, antes al primero que es el supuesto modelo del segundo.
Si a Almagro le quedaba alguna hojita de parra, se la quitó con la conjunción de su llamado a derrocar el gobierno legítimo de la Isla a través de un grupo como el de Rosa María Payá, mal llamado Cuba Decide, porque Cuba está decidiendo y no a favor de los dictados de Washington y sus secuaces.
Almagro no es pecador por ingenuidad, peca por paga y status, y sabe perfectamente que es nada más ni menos, que una bocina de ideas de lo peor de Estados Unidos. Triste papel para un uruguayo, que tantas veces visitó la Isla, como canciller de Mujica.
Ahora comportándose como agitador e injerencista, nos deja sin el calificativo apropiado, para no faltar a la decencia.
En este estriptis de Almagro sus loas a Rosa María Payá, retratan al apologista para quien cambió el duelo por la muerte de su padre en un accidente, por un visado de "refugiada política" y ser el rostro visible de un nefasto proyecto contra su país de los Estados Unidos. Sus entusiastas aplausos a Donald Trump contra los cubanos, lo confirman.
Al mismo tiempo, Almagro se convierte en cómplice de quienes planean subversión y terrorismo impúdicamente, lo que también lo hace ser un criminal.
Este 10 de febrero cuando fue declarado el ¡“Luis Almagro Day”!, el secretario de la OEA, “dechado de modestia”, hizo varias afirmaciones que los medios no osan reproducir. Es fácil comprender el por qué:
  • Cuba está en la jurisdicción de la OEA
Al susodicho se le olvidó que la Isla fue expulsada y no volverá a su ministerio de colonias.
  • No podemos aceptar pacíficamente la dictadura. 
Si no aceptan pacíficamente Almagro está llamando a la violencia, definitivamente.
  • Cuba: es la “peor clase de dictadura” que es, además, un peligroso ejemplo para el continente americano. 
El manido argumento de la revolución que es exportada, algo que parecía olvidado en los años de 1960
  • Venezuela: el régimen de Nicolás Maduro es un “burdo intento de replicar la experiencia cubana”.  
Almagro complace con tal afirmación a la xenofobia y la violencia en ese país contra los colaboradores cubanos, especialmente de la salud.
  • Para enfrentarlo (al régimen de Maduro) “se debe confrontar antes al régimen cubano”.
La ecuación queda planteada: derribar a Cuba para derribar a Venezuela y no lo que dicen de la socorrida teoría del dominó.
  • Un régimen cubano que es la peor clase de dictadura.  
No merece comentario
  • Cuba ha servido de peligroso ejemplo para el resto de los países de América. 
Volvió a los años 60 cuando Cuba fue expulsada de la OEA.
  • Una línea de confrontación requiere línea de acción.
¿Almagro querrá ser capitán de una tropa invasora destinada al fracaso más rotundo?
  • No podemos aceptar una sucesión no democrática en Cuba.
A esto se reduce todo. La democracia es la que dicta Estados Unidos. De acuerdo con el plan imperial los cubanos merecen las migajas que han reservado a Puerto Rico, o las "elecciones democráticas" de Honduras, entre otros ejemplos, y lo más importante, no merecen la independencia ni construir la sociedad a la que aspiran.
Es verdad, hay que reirse de Almagro y de la OEA, que mientras se porten más desesperados, nos dan la pauta de que estamos en el camino que mejor nos conviene.