Ilustración: Gonzalo Torné.
DesgarroEl color rojizo de la luna en otoño iluminaba su rostro, aquel que contemplé borracho de amor esa noche por última vez. De sus labios escuchaba lo que nunca imaginé, y sus ojos delataban aquello que desde hacía tiempo me negaba a ver. Fue el final. Solo quedaron mis lamentos y las marcas de su amor. Allí quedé, solo y yerto en el páramo, viéndola marchar con él.
Verónica Grau.