Por culpa de sinvergüenzas como el de la foto estamos como estamos: desgranados. Como si nos sacasen los granos de los frutos, los cereales o las legumbres, estos corruptos se han llevado dinero público a raudales para montar sus mansiones, montar en sus megacoches o seguir montando a sus amantes. Nos dicen que son la excepción, pero el problema es que en España tenemos cada año miles de excepciones de este insoportable calibre. Que Francisco Granados, ex secretario general del PP de Madrid y mano derecha de Esperanza Aguirre, haya robado a mansalva a cambio de favores políticos es un ejemplo más de la corrupta sociedad que todo lo empozoña y contamina. Maletines llenos de billetes en casa de suegros, coches de lujo, pisos amueblados para una brasileira, millonadas en paraísos fiscales…
La asquerosa historia se repite. Roldán, Filesa, Bárcenas, EREs, Rato, Gürtel, Púnica, Campeón, Matas, Palau, Nóos, Pujol… Siempre la misma podredumbre. El dinero de todos para enriquecer a unos “honorables” caraduras a cambio de favores. Por culpa de estos gestores corruptos se ha desplomado la credibilidad en la clase política y se ha disparado la desconfianza hacia las instituciones que tenían que haber vigilado y evitado todo esto. La única solución pasa por anular tantos blindajes y tener el coraje de cortar las cabezas que permitieron estos excesos o no se enteraron del río maloliente que circulaba bajo sus pies… Pero seguimos desgranados y desganados en esto. Sin fuerza ni coraje. Sin dirigentes políticos valientes que apliquen de verdad el mediático “hasta aquí hemos llegado”.
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