Ayer por la tarde tuve el placer de asistir a la presentación del nuevo libro de la escritora Care Santos (y último premio Ramon Llull) “Desig de Xocolata”, en un lugar que no podía ser más adecuado: el Museu de la Xocolata de Barcelona, que además ocupa el antiguo cuartel militar donde residía un cuerpo de la Guardia Real, conocido popularmente como “Los Chocolateros”.
La primera vez que coincidí con la noveslista fue en la ruta literaria que organizaron durante La Setmana del Llibre en Català, basada en su libro “L’aire que respires” (El aire que respiras), y que nos llevó a descubrir el magnífico fondo histórico-bibliográfico que, procedente de los antiguos conventos de Barcelona, conservan en la biblioteca de la Universitat de Barcelona, y de la que ya hablé en su momento en el blog. Casualidades de la vida, ayer, buscando información por internet sobre un trabajo que estoy preparando acerca de dos fantásticos jardines de Sarrià, volvió a aparecer el nombre de Care Santos en el resultado de la búsqueda; concretamente haciendo referencia a su novela “Habitaciones cerradas”, lo que tomé como un recordatorio para no perderme la presentación. Un libro cuyo título ya te hace salivar, ¿o no?
Pues bien, tal y como nos confesó Care durante la presentación, el chocolate es únicamente la excusa que sirve de nexo de unión entre las tres historias que explica y que, como dijo, no son ni melosas, ni dulces… La llegada del cacao a Barcelona, su introducción entre las clases aristocráticas, su posterior industrialización y su actual sofisticación son solo los escenarios que sirven de fondo para el desarrollo de las historias de los diferentes protagonistas, pero que tras leer la última página del libro, tienes la sensación de haber asistido a una completa lección sobre la historia del cacao y su relación con la ciudad de Barcelona, sin apenas haberte dado cuenta de ello.
Las tres historias se pueden leer de manera independiente, a pesar de que su autora nos recomienda hacerlo siguiendo el orden que nos propone. El libro empieza en una Barcelona preolímpica, que justamente fue la que se encontró Care Santos cuando vino a la capital a estudiar desde su Mataró natal. Una Barcelona que definió como “un monstruo fascinante” para alguien llegado de una pequeña población como la suya. La segunda historia nos lleva hasta la Barcelona del siglo XIX, donde las damas de la burguesía y su agenda social son las protagonistas, y por las que Care confesó su total fascinación. La última historia nos traslada a la Barcelona del siglo XVIII, y dada la dificultad para documentarse sobre algunos hechos de la época (como la historia de un chocolatero llamado Fernández), llevaron a la escritora a utilizar la imaginación donde no llegaba la realidad.
Como ocurre en la mayoría de las novelas, en ésta también hay una parte autobiográfica, en la que a través de uno de los personajes, Care confiesa su amor por el barrio del Born, donde pasó parte de sus años en Barcelona, mediante la frase: “El meu cor és barceloní del barri de la Ribera” (Mi corazón es barcelonés del barrio de la Ribera).
Revisando mi blog de notas, y a modo de resumen, la novela se puede definir como: “Un libro con un contenido adictivo que te engancha, de fácil lectura, y presentado con una preciosa y cuidada encuadernación”... "Un libro que me compraría sin dudar, de no haberlo escrito", comentó Care Santos, con un punto de humor.
La guinda a la presentación la puso la magnífica intervención del cuentacuentos Albert Estengre, que nos deleitó con una historia sobre los estragos que puede llegar a ocasionar, en la virtud de un obispo y un cura de pueblo, degustar de “extranjis” una o dos tacitas de chocolate, a pesar de afirmar públicamente que “¡EL CHOCOLATE ES EL DEMONIO!”.
Tras la presentación, y mientras Care Santos atendía amablemente a todos aquellos que solicitaron que el libro les fuese dedicado, nos invitaron a degustar una... (no encuentro el adjetivo suficientemente grandilocuente para calificarlos) selección de chocolates... Quizá sirva el adjetivo de: ¡INSUPERABLES!
Para saber más:
Care Santos gana el premio Ramon Llull con “Desig de Xocolata”
Barcelona y el chocolate como hilo argumental (I)
Barcelona y el chocolate como hilo argumental (II)