5) Sociedad de los tres tercios
En el mundo actual efectivamente hay dos "sociedades": la de los establecidos (activos integrados) y la de los excluidos. Consideramos que el proceso de dualización de la sociedad no explica suficientemente la realidad de la estructura social. De hecho borra o casi invisibiliza las diferencias dentro del grupo de los integrados. Y, por otra parte, en el campo de la exclusión, debemos diferenciar al menos dos clases sociales: el precariado y los excluidos.
Si juzgamos que hay sólo una sociedad dual, de integrados y excluidos, nos dedicaremos únicamente a actuar para la integración social de ese sector excluido. Desde las políticas sociales, fiscales, etc. nuestro objetivo será aumentar-ensanchar el lado de la sociedad "normalizada", integrando al mayor número posible de los que están fuera. Tarea muy loable, pero nos estaremos olvidando de todos los datos que citábamos anteriormente, referidos al aumento de las desigualdades sociales, y consideraremos que la mayoría de la población se sitúa en el mismo bloque, desde los trabajadores manuales hasta los más ricos.
De hecho, en numerosos estudios al preguntar por la auto-ubicación (en clase alta, media y baja), la inmensa mayoría de la población se categoriza en clase media, ya sea media-alta, media-media o media-baja ¿Es lógico situar en la misma clase media a un trabajador manual (con unos ingresos cercanos al SMI), al especialista y al ejecutivo o director de una gran empresa, asalariado con unos ingresos 20 o 40 veces mayores? Como indica Vicenç Navarro , la identificación de la gran mayoría de la población como clase media obedece a una intención política que busca la eliminación de las categorías de clase social y de lucha de clases de los análisis sociales científicos, tachándolas de "anticuadas". P odemos considerar más adecuado el esquema general en tres grandes bloques (figura 5):
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La oligarquía, clase dominante conformada por las élites del poder: propietarios y directivos de las grandes empresas, corporaciones, entidades financieras y de inversión y de los grandes medios de comunicación, que ostentan el poder económico y, casi siempre, el político-comunicativo.
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Las clases medias trabajadoras, que comprende a diferentes clases sociales: los trabajadores muy cualificados; los trabajadores fijos o con trabajo estable, de empresas públicas (funcionarios y laborales) o privadas; el mediano y pequeño empresariado (comerciantes, campesinado, dueños de pequeña empresa); a los autónomos y profesionales por cuenta propia, y a los no cualificados pero con trabajo estable. A pesar de lo expresado por Navarro, nosotros consideramos que el término "clases medias", o mejor dicho clases medias trabajadoras, es la mejor denominación para conceptualizar a este bloque de clases. Diverso pero con bastantes intereses comunes.
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El precariado y los excluidos. Bloque compuesto por dos clases principales: los que eventualmente tienen trabajo, no fijo, como es el caso del empleo precario y eventual, que hemos citado en varias ocasiones anteriormente, y que algunos autores denominan "precariado", y los que no tienen trabajo, salvo en contadas ocasiones y que de hecho están expulsados del mercado laboral: parados de larga duración, trabajadores en la economía sumergida, personas con gran discapacidad que por sus características funcionales (enfermedad mental, discapacidad psíquica o física,...) dependen económicamente de los subsidios públicos. En este bloque hay que incluir también a jubilados con bajas pensiones (inferiores al SMI) y personas que por otras causas no hayan trabajado nunca fuera del hogar (como eran las amas de casa) y/o les sea prácticamente imposible encontrar un trabajo legal suficientemente remunerado (inmigrantes en situación irregular, sin cualificación, etc.).
Esta pirámide social cambia según el país y el tipo de sociedad de que se trate. La estructura europea está mejor representada por la "guitarra". En Europa y los países con más renta per cápita, la oligarquía está muy estructurada y jerarquizada entre sí, con grandes diferencias socioeconómicas. No es lo mismo los milmillonarios (las fortunas que tienen más de mil millones de dólares, que no han parado de crecer desde 2007), que los directores de empresas, grandes empresarios con fortunas medias, etc. Por eso la parte superior de la pirámide social es la parte estrecha de la guitarra, alargada y desde la que la oligarquía mueve los hilos, ajusta o (nos) aprieta las clavijas y toca las cuerdas que hace sonar (y bailar) al sistema. Son diversos pero todos ellos tienen los mismos intereses fundamentales de clase, de mantenimiento del status quo. Es claramente el denominado 1%, frente al 99%, denunciado por los movimientos de indignados. Pero, como veremos, no se trata solo del 1% de la población.
En las clases medias trabajadoras es donde se encuentra la mayoría de la población -provocando un cambio en la forma de representación social- y finalmente tenemos la de los excluidos, que va en aumento, aunque en nuestro ámbito es aún minoría, siendo mayoritaria en países empobrecidos.
La fragmentación social y económica se ha incrementado constantemente. Como sabemos, las diferencias salariales no han parado de aumentar. Las diferencias en el interior de las empresas también. Es una estrategia fundamental para el mantenimiento del status quo el que no se visualicen las clases sociales y que tampoco se vean "bloques sociales" (burguesía frente a proletariado, trabajadores frente a empresarios, etc.). Dentro de cada empresa cada vez hay más niveles salariales, categorías, subcategorías, privilegios para los fijos, complementos de antigüedad, incentivos según la producción, frente a los precarios, eventuales, becarios, contratados por horas, falsos autónomos (que dependen de una sola empresa), etc. Incluso en las administraciones y empresas públicas.
La cultura, en sentido amplio, es fundamental para mantener el sistema y también lo ha sido para favorecer la fragmentación social. Los medios de comunicación, las religiones, hábitos y costumbres, como parte del mundo cultural, han ejercido una gran labor: el potencial enfrentamiento entre clases sociales queda diariamente tapado por las noticias sobre enfrentamientos y fracturas entre nacionalidades y nacionalismos, religiones y fundamentalismos diversos, migrantes frente autóctonos, entre géneros, sexos y formas de familia, entre grupos de edad, incluso entre fans y entre los seguidores de los diferentes equipos de fútbol.
Como vimos, cada contradicción social tiene su propia razón de ser y su lógica de desarrollo, pero la socioeconómica trata de ser ocultada por muchas otras. Ya que, los que tienen el poder, no podrían mantenerlo si fuera muy visible ese 1 frente al 99% Como vimos, la autoidentificación con la clase social ha descendido en importancia para la mayoría de la población. Pero el descenso ha sido mayor si preguntamos por la identificación con la "clase obrera", incluso entre los trabajadores manuales:
Tabla 1. Evolución de las autoidentificaciones de clase de los trabajadores manuales en España (%)
Fuente: Encuestas sobre espacios políticos y Encuestas sobre Tendencias Sociales
En unos años de crecimiento del Estado de Bienestar en España, una parte de los que se consideraban obreros pasan a percibirse como "clase trabajadora" (en 1995) pero, aun así, la mayoría de los trabajadores manuales se identifican cada vez más como "clase media" en 2000. Por contra, en los últimos años y desde que la crisis se consolida (con la ampliación de las zonas de exclusión y del precariado), se produce un aumento de los que dejan de considerarse como clase media. En 2013 el 35% de los obreros manuales se consideran (o vuelven a verse como) clase trabajadora, obrera o proletariado . Confirmando también así la difuminación y la volatilidad de los contornos de eso que denominamos clase media: "en la última Encuesta del GETS24, los que se consideran como clase media habían bajado a un 57,1% respecto a proporciones anteriores que bordeaban el 70%, en tanto que los que se situaban en las posiciones bajas y dependientes ascendían al 39,1%" . Tal es el causado por la crisis. Pero aun así hay que considerar, como continúa Tezanos, que "Tal evolución de las tendencias de autoidentificación de clase no debe llevar a perder de vista que una mayoría notable de la población aún continúa considerándose como clase media cuando se la pregunta de manera abierta y no condicionada a qué clase social pertenece". terremoto social
Empeñarse, por tanto, en negar la existencia de una "clase media" o considerar que esta es un espejismo, autoengaño de los trabajadores creado por el Estado capitalista, es un objetivo inalcanzable, una tarea sin fin. Parece más lógico preguntarnos por las características de esos amplios grupos sociales que se autoidentifican como clase media y ver si tienen o no suficientes características comunes como para denominarlos de una manera u otra.
Qué clases están en cada uno de los bloques y qué intereses representan. La clasificación ESeC
Como comentábamos antes, diversos autores de tradición marxista o weberiana (Wright, Goldthorpe, Erikson,...) han realizado diversas clasificaciones de las clases sociales contemporáneas más complejas que las citadas en dos o tres grandes grupos, llegando, por ejemplo Wright, a determinar hasta doce clases sociales diferentes. Requena, Salazar y Radl se inclinan por considerar que la mejor es la denominada "Clasificación Socio-económica Europea (ESeC)" que está "desarrollada a partir del esquema de Goldthorpe. Es una clasificación de agrupaciones de ocupaciones, que además tiene en cuenta la posición relativa en la jerarquía de competencias y el número de personas subordinadas que le corresponden a cada individuo en el lugar de trabajo" .
Es, por tanto, una clasificación basada en la relación con el empleo, llegando a diez categorías básicas de las que existen datos estadísticos muy útiles, pero que deja fuera otros aspectos más difíciles de concretar objetivamente: cultura, nivel formativo, estatus social, formas de participación, desarrollo vital, consumo, etc. Una parte de estos aspectos si sería posible concretar en futuros estudios y, por tanto, determinar estadísticamente y llegar a una clasificación más completa, al cruzar estos datos con los de ocupación profesional. En la actualidad carecemos de esos análisis pero sí tenemos los suficientes para utilizar la clasificación ESeC. Aunque esta clasificación deja fuera los extremos de la pirámide social: no está contemplando las cifras, por un lado, de las grandes fortunas ociosas y de los rentistas, en definitiva, a los más ricos y superricos, que carecen de empleo conocido, o su empleo oficial es decorativo o irrelevante, pero tienen el máximo poder. Por ejemplo ¿cuál es el empleo de los duques de Alba o de los archiduques y de las familias de la realeza europea? Solo los imaginamos pero habrá quien defienda que se dedican a administrar sus bienes y herencias. Este primer caso, al ser pocos, se pueden considerar integrados estadísticamente en la categoría 1 de la clasificación: "grandes empleadores, directivos y profesionales de nivel alto". profesionalmente
Por el otro lado, no aparecen en la estadística los integrantes de la exclusión social permanente, estructural, que describíamos antes, aunque se citan en la clasificación general en el puesto 10: "excluidos del mercado de trabajo y parados de larga duración", sin cuantificar. Con los datos que tenemos de la ESeC, completados con los de otras fuentes, sí que podemos concretar mejor el esquema de la sociedad de los tres tercios y qué clases incluye cada uno de los tres bloques, en España (Tabla 2).
Tabla 2. Estructura de clases de la población ocupada en España (valor absoluto y porcentaje, 2010)
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa, agregados por Requena e incluyendo el apartado 10, "excluidos" que, según el INE, en la Encuesta de Condiciones de Vida, es el 26,1% de la población española (Tasa de riesgo de pobreza o exclusión social en 2010). La 3ª columna son los tres bloques, como suma de sus clases sociales, prorrateadas: se ha descontado proporcionalmente el 26,1% de excluidos de la población española y, del 2º bloque, se ha descontado proporcionalmente el 13% de trabajadores pobres que pasan al apartado de exclusión. El resultado final lo vemos resumido en la Tabla 3.
Elaboración propia (total población 47 millones)
Hay que tener en cuenta que una parte de los trabajadores no cualificados son de hecho "trabajadores pobres". Por lo tanto una parte de la población excluida queda registrada como ocupados . "El porcentaje de trabajadores que perciben una cantidad igual o inferior al salario mínimo interprofesional (SMI) ha aumentado sustancialmente desde el año 2007, con el resultado de que en 2013 vivían en esta realidad (8.979 euros anuales para ese año)" trece de cada cien empleados . Dado que los datos de cualificación serían discutibles, al entrar la eventualidad y precariedad, hemos considerado que es ese 13% del total de los trabajadores activos los que podemos considerar que forman parte del precariado y por lo tanto del tercer bloque, 2,4 millones de trabajadores que están por debajo del umbral de la pobreza . El 87% de los ocupados formarían así la "sociedad integrada" (primer y segundo tercio). En el tercer bloque hemos considerado el 26%, que es una cifra baja de las consideradas sobre exclusión (p. ej. la tasa AROPE sube al 29% en 2015). Los pensionistas (jubilados o no), los estudiantes y los menores de 16 años consideramos que están en familias de las diferentes clases sociales y niveles profesionales de la población ocupada. Los resultados finales los vemos resumidos en la Tabla 3, en la que lo significativo son los grandes porcentajes por bloques, y descritos en la Figura 6.
Figura 6. La pirámide social es una guitarra en la sociedad de los tres tercios
Consideramos que la estructura en tres bloques es lo más significativo de nuestra sociedad y lo que puede definir mejor las diferentes políticas de alianzas. La tendencia citada a la difuminación de las clases medias quedaría así contrarrestada cuando hablamos de "clases medias trabajadoras", en donde sí puede autoidentificarse la mayoría de la población.
Estamos en procesos de movilidad social descendente de la mayoría de las clases trabajadoras y especialmente de las nuevas generaciones jóvenes. Esta evolución socioeconómica negativa se da más claramente desde el comienzo de la actual crisis y empujará a estos grupos sociales de clase media a nuevos procesos de movilización social, en los que se aliarán, con cierta facilidad, con los grupos de excluidos y precarizados. Así ocurrió en 2011, con el nacimiento de los movimientos de indignados y el 15M. Pasado el año híper-electoral de 2015 (en prórroga hasta 2016), probablemente nuevas formas de movilización y nuevos movimientos sociales tomarán el relevo de las contiendas electorales y adquirirán mayor protagonismo en la calle y en el ámbito sociopolítico en los próximos años.
Grandes fortunas, directivos y ejecutivos de grandes empresas y corporaciones
Mantener el sistema social, el statu quo, conservar el poder. Convencer a la sociedad de los postulados neoliberales. La segregación social es natural, etc.
Pertenecer a la élite económica, política y/o cultural. Sociedad de élites.
Control del poder económico, político, jurídico, militar e informativo, mediante la propiedad de los principales medios de comunicación y el control de la información ( big data , redes sociales, buscadores, etc.).
Apoyo a partidos políticos conservadores del sistema.
Clases medias trabajadoras
(diferentes clases sociales diferenciadas según profesiones, hábitat y consumo)
Tienen empleo y/o ingresos estables, que descienden desde 2008, con procesos de movilidad descendente y recortes en el "salario indirecto"
No perder el empleo o ingresos. Empleo de calidad. No perder estatus. Mantener el Estado de Bienestar. Conseguir que sus descendientes se mantengan en la misma clase social
Pertenecer a la sociedad "normalizada", integrada.
Tradicional: sindicatos, asociaciones y colegios profesionales. A partir de 2011, se añaden: 15M, mareas ciudadanas (blanca, verde, naranja, etc.), redes sociales, movilizaciones y nuevas asociaciones contra los recortes en el E. de B. (Cumbre Social, Alianza por el Estado de Bienestar,...). El voto.
Pobreza relativa: población con ingresos inferiores al 60% de la mediana nacional (UE)
Subir peldaños en la escala social: integración social, conseguir empleo o más calidad en el empleo, no perder subsidios y ayudas sociales. Mantenerse en el hábitat tradicional (barrio, con servicios públicos..)
Pertenencia a "los de abajo", se buscan formas alternativas de participación.
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Asambleas de Parados y por la dignidad. Marchas de indignados, movimiento de los invisibles,... movilizaciones/movimientos esporádicos con poca estabilidad. Okupaciones, CSOA. Acciones radicales.
El artículo completo ha sido publicado en la Revista Sistema, nº 245, enero 2017. Referencia: