Cuando te pones a hacer algo, medianamente en serio, es muy importante, que, antes de meterte en líos, tengas muy claro el enfoque y el ámbito de lo que quieres hacer. Por ejemplo, si quieres escribir una novela de adolescentes, tienes que pensar en el lenguaje y en el ritmo, porque tiene que estar adaptado a tu público, que piensa y lee de cierta forma. Tampoco puedes poner a Vin Diesel filosofando sobre la existencia en una película, porque ya sólo el nombre de dicho actor va a atraer a un tipo de público al que le va a dar un colapso neuronal si eso ocurre. En este juego, todo está muy claro: este es un producto para gente que ha jugado mucho a videojuegos, pero ya no tiene tanto tiempo como antes. Bueno, al menos tanto tiempo de seguido, porque partidita a partidita, Desktop Dungeons te roba muchas horas.
Podemos etiquetar este juego como un roguelike (mazmorras aleatorias, alta dificultad, y mecánicas y ambientación clásica de rpg) pensado para partidas cortas pero intensas. ¿Que tienes cinco minutos antes de salir? Me echo una partidita. ¿Que está el baño ocupado? Pues ale, una mazmorra y vuelvo a probar suerte. Todo está pensado para aprovechar espacios cortos de tiempo, que en otros juegos no darían ni para ver una secuencia de video o llegar al siguiente punto de autoguardado.
Tuclia, tierra de héroes
En Desktop Dungeons nos encargamos de gestionar un pequeño pueblo cuya economía se basa, esencialmente, en limpiar mazmorras y matar monstruos. Para que nuestro pequeño poblado crezca y prospere, tendremos que mandar a nuestros ciudadanos a probar suerte en dichas mazmorras, en las que encontrarán una más que probable muerte, ya que, como viene siendo habitual en el género, el nivel de dificultad es de apretar el culo y maldecir en voz alta.
Una vez vayamos dando nuestros primeros pasos como alcalde, empearemos a recibir a distintas razas y personajes, que harán nuestras aventuras, si no más sencillas, al menos más variadas. También iremos consiguiendo distintas clases de personaje, cada uno con sus características peculiares, que nos obligarán a modificar nuestras estrategias a la hora de abordar cada mazmorra.
Las mazmorras, que son el corazón y el alma del juego, se generan de forma aleatoria en cada partida, lo que unido a la gran cantidad de combinaciones entre clase y raza, hacen que cada partida sea distinta, que no puedas nunca dormirte en los laureles y que festejes cada victoria como cierto equipo vestido de blanco el sábado por la noche.
La inspección de cada mazmorra se basa en un sistema por cuadrículas en el que iremos avanzando a través de la oscuridad. Según vayamos descubriendo la mazmorra, nos encontraremos con objetos, hechizos, equipo, y demás parafernalia rolera, que nos ayudarán a ir eliminando a los enemigos, y a subir de nivel. Es muy importante gestionar de forma correcta estas subidas de nivel, ya que en cada mazmorra nos encontraremos a un jefe al que tendremos que derrotar si queremos sacar a nuestro pobre personaje del oscuro agujero al que le hemos enviado para enriquecernos. El inocente héroe de nivel 1 tiene que crecer a base de guantazos y puñaladas en la misma mazmorra, ganando nivel a nivel con lo que encuentra en el suelo empedrado, para llegar al final, y salir victorioso...o morir de forma cruel, que suele ser lo más normal.
La duración de cada mazmorra no suele sobrepasar los 10 minutos (mucho menos si eres un paquete, como yo), lo que haría que fuera el juego perfecto para ir al baño, o para esperar el metro, si no fuera porque, actualmente, sólo puede jugarse en su versión para escritorio, o en la página web de sus creadores, aunque si te das de alta en su página web, puedes guardar la partida en la nube y compartirla entre ambos modos. Las buenas noticias son que ya están en desarrollo versiones tanto para Android como para IOS (con guardado en la nube confirmado), por lo que podré al fin dejar de jugar al Puzzle Quest en mis ratos muertos, y dedicarme a este de forma enfermiza.
La única pega que puedo ponerle a este Desktop Dungeons es que es feote incluso para los estándares de los roguelikes, que siempre tienden a tener un apartado artístico regulero, consecuencia de su mayor enfoque hacia las jugabilidad por encima de todo. Los retratos de personajes dan bastante asquete, aunque casi mejor, porque así no te encariñas de ellos. Todo en general tiene un aspecto básico y feuno, aunque cuando te echas unas cuantas partidas, acaba siendo lo de menos.
Desktop Dungeons no se ha hecho pensando en conquistar tu corazón, ni en hacer que lo incluyas en tu top de mejores juegos de la historia. Está hecho para llenar tus minutos, para hacerte trasnochar más de lo que deberías, y para preguntarte, dentro de tres meses, por qué le has echado más horas que a Skyrim o a Baldurs Gate, si nunca te has puesto realmente en serio con él. Así que si, como yo, tenéis ratitos muertos en los que os apetece algo rápido, dadle una oportunidad. Consejo de Leni.