Desmadre

Publicado el 13 junio 2012 por María Bertoni

Habría que leer Para ella todo suena a Frank Pourcel, que Guillermo Fadanelli publicó en 1998, antes de pronunciarse sobre la adaptación cinematográfica que Juan Pablo Martínez y Jazmín Stuart estrenarán mañana jueves 14 de junio. Por lo pronto, sin el antecedente literario en mente, cuesta distinguir el origen de los desaciertos de Desmadre: ¿le son propios, se remontan a la novela del escritor mexicano o son producto de una desafortunada combinación?

A priori, da la sensación de que la dupla de directores argentinos no consigue sostener las distintas historias que constituyen el retrato de una adolescente conflictuada: ni la crónica de la convivencia circunstancial con una madre inmadura, desapegada, ausente (radicada en España y de visita relámpago en Buenos Aires), ni la experiencia con cierta dificultad para relacionarse con los demás (y para reconocer la propia orientación sexual), ni el anuncio de un posible (y prometedor) vínculo amoroso, ni el episodio de secuestro extorsivo que atraviesa la cotidianeidad de la protagonista.

Esta última pincelada resulta tan forzada que parece estorbar hacia el final del largometraje. Por eso la mencionada progenitora la borra de un plumazo cuando, después de abandonar la casa donde se negocia el rescate, dice algo así como “ahora que el secuestro de Eduardo está casi resuelto…”.

La tendencia a la conclusión apresurada se aplica a la relación tensa con la madre (que en una ruidosa fiesta revela la madurez disimulada en toda la película) y a las dudas sobre la orientación sexual (en la misma fiesta, basta un beso en la boca a una amiga para espantar el fantasma del lesbianismo). La escena final del recital está más cerca de una publicidad de gaseosa, de la promoción de la faceta rockera de Nazareno Casero, del videoclip de alguna banda emergente, de una serie destinada al público teen, que de un aporte original al género comedias-dramáticas-sobre-adolescencias-conflictuadas.

Sin dudas, lo mejor de Desmadre son las actuaciones de Florencia Otero (en su debut cinematográfico) y de la siempre versátil Claudia Fontán. El mérito será compartido con Stuart, cuya experiencia ante cámaras le habrá servido para dirigir a un elenco también integrado por Arturo Goetz, Silvia Kutika, Ariana Asturzzi, Luz Cipriota y Martina Juncadella entre otros.

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PD. La baja calidad de sonido debería figurar entre los desaciertos exclusivos de la película. El problema es que quien suscribe ignora si esta desprolijidad es responsabilidad del equipo de filmación o de una mala proyección.