DESOLLADA (Nahikari Diosdado - Editorial Cerbero)

Publicado el 29 enero 2020 por Dentro Del Monolito @dentromonolito
Dentro de la numerosa selección de novelas de pequeño formato que ostenta en su catálogo la Editorial Cerbero, me había llegado muy buen feedback sobre Desollada, obra de Nahikari Diosdado. Y la cosa empieza muy bien, con una escena que es toda una declaración de intenciones.
Teresa es una joven estudiante que sufre graves problemas de timidez y aislamiento. Vive con una madre controladora a la que no se atreve a contradecir jamás, y tan solo tiene una amiga en el instituto.
Desollada comienza con Teresa, la protagonista, quitándose un trozo de piel de un dedo y arrancando sin querer una tira demasiado grande, dejando con ello medio dedo en carne viva. El problema se agrandará durante toda la novela, haciendo que Teresa se desolle buena parte del cuerpo.
La idea, y su planteamiento, son de largo lo mejor del relato, ya que Nahikari Diosdado sabe alternar este trastorno físico con la opresión propia de la adolescencia y, sobre todo, con la relación de la protagonista con su madre. El continuo conflicto se desarrolla en las páginas de la novela, dejando una sensación de tensión y cierta claustrofobia que se alterna con la extraña alteración corporal que sirve como representación visual de problemas mucho más graves.
Más allá de la metáfora evidente —demasiado palpable para mi gusto, ya que se nos proporcionan excesivas explicaciones que se podían haber ahorrado—, sí es cierto que la autora despliega una trama de creciente tensión que aprovecha bien las situaciones que se le plantean a la protagonista, especialmente las que transcurren en el interior de su casa con la madre. Esos pasajes destilan un aire claustrofóbico que se inserta a las mil maravillas con ese gradual enrarecimiento que piden este tipo de novelas. Quizá se desaprovecha la ocasión para realizar un discurso más interior y ambiguo al incluir demasiados tramos de diálogos con el personaje de la amiga, que sirven de desahogo para el lector aunque, como digo, alivian un poco de ese agobio que se difumina por momentos.
El problema que encuentro en Desollada es la introducción de una serie de elementos que sirven como denuncia social. La protagonista es negra y tiene algo de sobrepeso. Además, se nos da a entender que su amiga es lesbiana y que ella también tiene inclinaciones amorosas hacia ella. Para más inri, en un pasaje de la novela Teresa es acosada por un grupo de hombres al volver a casa. No digo que esté mal contar todas estas cosas, al contrario, nunca está de más dar visibilidad a las lacras sociales que sufrimos a diario. Ahora bien, en un relato como el que se nos plantea, el efecto acumulativo termina jugando en contra de la intención, ya que la mayoría de estos elementos requeriría de un desarrollo mucho más extenso para no quedarse en un mero accesorio decorativo. Es como si la autora hubiera querido meter todos estos conceptos de golpe, y mi impresión es que pierden mucho del impacto que hubieran producido de haberse contado de un modo más sutil. La prueba de todo esto es que si prescindimos de la mayoría de ellos, la trama principal no se resiente en absoluto.
Por lo demás, la prosa de Nahikari Diosdado es sencilla y funcional, y creo que hace algo muy bien, y es trasladar la manera de pensar y de hablar de personajes adolescentes. A esto hay que sumar que estamos ante una de esas obras que se leen del tirón en una tarde o dos, cosa siempre de agradecer.
Concluyendo, la idea de base de Desollada me parece inmejorable, pero reconozco que su ejecución solo me ha funcionado a intervalos y que finalmente se me antoja desaprovechada. Aun así, gracias a su breve extensión, resulta una lectura muy recomendable para cualquiera que quiera inmiscuirse en una visión joven de exclusión social, lo cual nunca sobra.