Desopilante e imperdible columna del Milico Heredia. En Semana Santa la ilustré con algo alegórico que justo pegaba con el concepto de la nota:
Los primeros de los cuatro clásicos que enfrentan a Barcelona y Real Madrid durante estos días, además de constituir un acontecimiento deportivo excepcional, determinaron el resurgimiento de los pulpos como oráculos futbolísticos luego de que Paul, el cefalópodo clarividente más famoso de todos los tiempos, revelara con anticipación a los aficionados del mundo cuáles serían los resultados de los partidos del Mundial de Sudáfrica, incluido el nombre del campeón.
Nostradamus de los mares. Hasta la aparición de Paul (al que muchos designan simplemente como “el Profeta de las Profundidades”), los hombres creían que los pulpos sólo servían para ser consumidos a la gallega, a la provenzal o en apetitosas sopas de tentáculos, pero su increíble capacidad adivinatoria determinó un cambio de concepto de los humanos hacia esta especie.
Gracias a Paul, el ser humano ahora mira con respeto y hasta admiración a estos moluscos, lo que implica un ascenso en su consideración en el ranking zoológico. “Antes de Sudáfrica, el hombre ubicaba al pulpo a la altura de los escarabajos o las babosas, pero después del Mundial, y del protagonismo que tuvo Paul en el torneo, ahora se lo sitúa junto con los castores y las suricatas”, afirman desde el Departamento de Estadísticas del Canal Animal Planet.
“Sin duda que el fenómeno Paul generó una revalorización del pulpo a nivel mundial, al punto que hoy la tonelada congelada se ubica en 5.500 dólares, con tendencia al alza”, coinciden los expertos en comercio exterior.
“El de Paul fue un ascenso en silencio, igual que el de Yrigoyen”, señala el historiador y escritor argentino Juan Carlos Aldope, quien luego de meses de investigación está a punto de lanzar la biografía del molusco, bajo el título Tentáculos proféticos.
“Fue un trabajo arduo, aun cuando el pulpo vivió dos años”, asegura Aldope, quien en su libro promete revelar todo sobre Paul: sus andanzas infantiles en los mares de Inglaterra, su intento frustrado de ingresar a la Legión Extrajera, su adicción al alcohol y a la heroína, su escandaloso romance con una tortuga de mar, sus infidelidades y sus intentos de evasión del acuario alemán desde donde finalmente deslumbró al mundo. “Paul no era un pulpo perfecto, tenía virtudes y defectos como cualquier otro pulpo”, asegura el interesante investigador.
La sucesión. Paul ya no está más en este mundo, pero la ansiedad humana por conocer los resultados del fútbol con anticipación determinó una rápida y febril búsqueda de sucesores. Luego de una rigurosa selección, en España dieron con dos: Iniesta e Iker, a quienes les dieron la difícil tarea de acertar los resultados de la seguidilla de choques entre Real Madrid y Barcelona.
Pero luego del primer clásico sólo quedó Iker, quien, después de 15 minutos de indagar el futuro, anticipó que el partido terminaría empatado.
Y como para corroborar los dones clarividentes de los que fue dotado posiblemente por el mismísimo Neptuno, ayer acertó con el triunfo de los merengues en la final de la Copa del Rey. ¿Nace una nueva estrella de las profundidades? ¿Estamos frente al heredero de Paul?
En cambio el pulpo Iniesta, que dio un notorio paso en falso al proclamar ganador a Real Madrid en el primer juego, fue dejado de lado en las predicciones.
¿Es un impostor? ¿Acaso un falso profeta? ¿Estamos frente a un hábil y pertinaz embaucador?. “Es prematuro afirmar esto y creo que el pulpo Iniesta merece otra oportunidad”, afirmó el titular de la Secretaría de Adivinaciones y Nigromancia del gobierno español, Certero Augurio González, encargado de monitorear los aciertos de los moluscos.
Los seleccionadores están confundidos porque aseguran que en las pruebas a las que Iniesta fue sometido (junto con otros 53.002 pulpos llegados de todo el mundo), acertó todo lo que se le preguntó (incluso predijo la caída de Hosni Mubarak en Egipto).
En el acuario alemán de Stockhausen, la gente hace cola para ver la estatua del pulpo Paul (algo que no ocurre con el bronce de Reinaldo Merlo en la sede de Racing), pero ahora es el pulpo Iker quien comenzó a forjar su propia historia, tarea que sin dudas contribuirá a mejorar aún más el respeto que estos moluscos se han sabido ganar a fuerza de predicciones entre los humanos.