¿A que la foto es desagradable de cojones? Pues eso (qué asco, pero perfecta ahora). Me meto en selvas (ya ni jardines) con euforia salvaje, se me olvida todo, y es normal la consecuencia inevitable de acabar despedazada.
El flujo literario va por oleadas, puntual como una menstruación. Cuando se hace insoportable necesito tener/comprar/alquilar libros nuevos. Suele ser lo segundo. Y a quien no vea la columna lateral en la versión para móviles, se me ha antojado leer nada menos que Fresy Cool, de Pleonasmo Chief, no, de Ibrahim Berlín, no espera tampoco, de Antonio J. Rodríguez.
Para dar por saco, principalmente. Las críticas-reseñas (pocas) (¿por qué tan pocas?) son más suaves de lo que esperaba, teniendo en cuenta que nos movemos en la liga all star del mundillo literario ( generaciones por aquí, por allá, porque tú más, bla bla bla, etcétera).
Lo que empezó como una idea ("¡Lector Mal-herido, te estaré vigilando a ver que perlas sueltas de la novela!" Banda sonora Here Comes The King de X-Ray Dog, por favor) y siguió como una broma vía Twitter ("[...] si te gusta igual me lo compro" va y me dice un alma corrupia, más experta que yo en literaturas modernas, provocando mi acción-reacción vergonzosa) acabó en los pasillos de la librería, vueltas como una loca, y con el encargado del turno de tarde riéndose sin disimulo, que ya me tiene fichada, mientras me dedicaba a mi tarea de sobar libros y andar tuiteando con la Blackberry mi síndrome de Stendhal librero.
En fin.
Esto me pasa por ser una lectora caprichosa, sobre la que no sería efectivo ninguno método de estudio en tendencias de compra. Me llaman la atención libros porque sí. Se me ocurre, y ya está. En aparencia, claro, todas esas elecciones tienen una anécdota-conexión con algo que ha pasado o pasa, simbólico o factual, íntimo, estúpido...
Al final de la noche, acabo en una página 28 que empieza a marearme como la zona límite. Ya saben, esa tenue línea en la que pasas de "estar con el puntillo" a estar "pedo perdío"; o con los enteógenos, cuando a pesar de la formalidad siguiendo métodos mexicanos, estás en tierra de nadie con ansias de vomitar hasta los ojos, sabiendo que te vas a morir en ese momento e imaginando el marronazo en urgencias para explicar qué mierda es lo que te has tomado para que te den error 404 todos los órganos internos.
Pues eso. Pienso ah, esto me suena al blog, tal como escribe Ibrahim Berlín (que no me gusta, no lo tengo en mi listado de blogs porque no me entero de lo que escribe) y leo, "[...] -irrumpe enmascarado Ibrahim B. en sus laboratorios-." y pienso, ah, mira, y la página 29 parece un trozo de post de esos que no me entero, tipo tesis doctoral de Historia de la Literatura o algo, y cruzo la línea sin retorno de la borrachera, y luego que si la narración está en tercera persona, que a la vez es una segunda persona de la primera que es el autor, que a la vez es la cabeza del segundo, que ahora encima se me pone a relatar las teorías literarias de la forma de narrar en primera persona o en tercera, y entonces empiezo a sorberme los mocos y las lágrimas porque me ha dado un derrame en la conexión sináptica de alguna neurona, y duele. Coño que duele.
No sé muy bien si es una mierda, o es una genialidad en aparentes trozos que tienen sentido si se leen en estado de avanzada embriaguez politoxicómana.
Así me quedo en estado perplejo. Sólo se me ocurre un oportuno WTF?!!!!
Y luego qué cosa más rara es esto.
Y luego no sé quién de los tres necesita un psicoanálisis transpersonal, si Ibrahim B, Pleonasmo Chief... o J. Rodríguez.
Hacedme el favor de escribir más reseñas, señores críticos, que si no es imposible hacer mi contra-reseña. Gracias.
Cuando acabe la novela ya comento algo. O me corto las venas de lo poco que entiendo de literatura, no sé, lo decidiré sobre la marcha. Anonadada me encuentro.
P.D. Perdón por la foto. Qué asco. No es mi muñeca, eh.