Arrancó el bus de Itapemirim desde la rodoviaria de Recife, puntual como un reloj. Momento una vez más de sacar el netbook y actualizar el blog. Sólo que no es un post cualquiera, no es tampoco un bus más, es el último. Dentró de dieciseis horas estaré en el mismo lugar en el que todo esto empezó hace exactamente veinte meses y una semana.
Otro incómoda noche más en la carretera y estaré en la estación de bus de Salvador de Bahia, a la que había llegado tras cruzar el Atlántico en un vuelo con Condor, desde Frankfurt. Dentro de unas venticuatro horas estaré subiéndome exactamente al mismo avión de la areolínea alemana pero en dirección contraria, de vuelta a Europa.
La vuelta a Sudamérica
Se acabó lo que se daba amigos. Misión cumplida. Lo que viene ahora no va sonar muy modesto pero espero me lo perdoneis dadas las circunstancias. Me siento muy orgulloso de lo que he conseguido. Voy a tener que agradecer muy mucho a los de Buongirno que me cortaran el contrato y me dieran el empujón definitivo que necesitaba para emprender esta aventura.
Recuerdo ahora lo que escribía aquel 22 de Enero del 2009 cuando llegaba a Brasil con idea de darme un paseito de un mes, reventar la noche en el carnaval de Río con los colegas y, muy probablemente volverme a casita después. Mes, mes y medio era el pronóstico. Tres como muchísimo si seguía hasta Perú. Al final fueron veinte, de los cuales ocho fueron de viaje puro y duro y otros doce me los pasé viviendo en Buenos Aires.
Al final no fueron dos o tres países del continente. Al final fueron todos. Fue una vuelta completa a Sudamérica que terminó exactamente donde empezó. Me había obsesionaba con cerrar el círculo y lo conseguí. En el camino vendí mi coche, mi ordenador y hubiera vendido el alma si hubiera hecho falta para financiar el viaje.
Quería hacer esto bien, hasta sus últimas consecuencias. Quería poder decir que me había recorrido todo un continente. Yo que soy un tipo terriblemente aburrido de como se gana la vida y que no dura en el mismo trabajo más de un año quería esta vez completar algo. Lo hice y además lo documenté.
Porque este blog se convirtió en algo tan importante como el viaje en sí y eso seguramente tiene también mucho que ver con mi falta de vocación por mi profesión. thecaptainflint/america se acabó convirtiendo en mi trabajo. Ningún software que haya desarrollado ha ocupado tanto mi antención ni me ha hecho sentirme tan satisfecho como la responsabilidad de escribir aquí que me auto-impuse.
No me comentó los posts ni Perry y ni mi madre se suscribió al blog pero ahí queda esto. En primer lugar para mí. Sé que dentro de muchos años, cuando sea un viejuno con todo tipo de achaques, me molará mogollón leerlo, recordar aquel año que fuí mochilero profesional. El año que me dediqué a subir montañas, descrubrir playas alucinantes, patearme montes y ciudades y conocer a un montón de gente distinta.
En segundo lugar para todo aquel al que le guste soñar con viajar desde casa. Como me pasaba a mí que me pasaba las horas muertas que siempre he tenido en todos mis trabajos leyendo blogs de viajes y pensando en ir a todos aquellos lugares algún día. Algunos posts habrán quedado más o menos interesantes, otros aburrirán a las ovejas. Pero, si a alguno he conseguido entrentenerle alguna mañana aburrida en la oficina genial. Esa era la idea también.
Por último thecaptainflint/america pretende ser, muy humildemente por supuesto, una guía de viajes de Sudamérica. Dentro de lo personal de mi discurso he tratado de dar todo tipo de informaciones sobre los sitios por los que he pasado. Cosas que no salen en la Lonely Planet pero pueden ser clave para que alguien decida o no visitarlos.
He dado información de precios y medios de transporte cuando me acordaba de ellos pero lo que me interesaba más era transmitir las sensaciones que tenía sobre todos esos lugares. Si algo me pareció una mierda sobrevalorada así lo dije. Igual con las cosas que me impresionaron.
Además, una gran sorpresa para mí en este viaje fue la cantidad de cosas distintas que acabé haciendo. Apenas me fuí de fiesta y en su lugar me dediqué a todo tipo de actividades más naturales y saludables. Playas, montañas, desiertos, ríos, junglas… Me asé de calor y me pelé el culo de frío. El viaje tuvo de todo.
Es lo grande de Sudamérica, continente increíble que parece haber sido diseñado a propósito para mochileros. La diversidad de paisajes y cosas que hacer es interminable, a veces en el mismo país. Brasil, Uruguay, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Chile, Venezuela, Paraguay y, especialmente, Argentina. Cada uno de ellos aportó algo o mucho. Cada uno de ellos fue una experiencia distinta que traté de transmitir aquí.
Evidentemente mis valoraciones son muy subjetivas y seguramente no trasladables a cualquier persona. Pero yo creo que sí son bastante aplicables a un hipotético mochilero español que, a fin de cuentas, la nacionalidad es lo que más me define. Un tipo de viajero al que no le va a impresionar ver unas cuantas ovejas pastando en un valle perdido de la mano de Dios pero sí subirse a una montaña de 6000 metros.
Y ya que tocamos el tema. A ver si conseguimos en España salir un poquito más. Me encontré cientos de australianos, ingleses, holandeses, alemanes o israelíes. Españoles más bien poquitos. Se vé que vivimos tan de puta madre en la península, o eso creemos, que no queremos salir. Si este blog sirve para animar a alguno es otro gran motivo para haberlo escrito.
Juntando en un itinerario todo los lugares donde estuve quedaría así
Y ahora qué
Este es el momento en que os digo que este viaje me ha hecho una persona distinta, que me he enriquecido y he madurado personalmente y todo ese blablablabla de filosofía barata habitual. Puede que sí, no sé. De momento no vuelvo sólo lo cual igual es síntoma de madurez… En el vuelo de Condor viajan dos personas cuando a la ida sóló había una. Para mi termina el viaje, para ella empieza. No sabemos aún cuánto durará pero ya es algo.
En cualquier caso, discutibles crecimientos personales aparte, ahora mismo me preocupa más como cojones me voy a adaptar a una vida normal después de más de seis meses en los cuales cada día fue completamente distinto al anterior. De medio año en lo que ví e hice cosas fascinantes y la palabra “rutina” desapereció completamente de mi vocabulario.
Y que conste que tengo muchísimas ganas de estar de vuelta por allí. De ver a mi familia y a colegas con los que tenga un pasado más extenso que varios días de viaje. De no tener que hacer la mochila y dormir en una cama distinta cada noche. Termino el viaje en el momento justo, cuando aún lo estoy disfrutando pero ya empiezo a estar saturado. No ne quedaba cuerda para mucho más. O quizás sí, la verdad es que últimamente mi ánimo en este sentido variaba de un día para otro.
Me va a hacer muy feliz volver a Europa que, sigue siendo mi continente y, por mucho que me haya molado Sudamérica, el lugar en el que quiero vivir. Lo que me temo es que esa felicidad no dure mucho y cuando me vea encerrado en una oficina delante de un PC ocho horas al día se me vaya la cabeza y me dedique precisamente a leer blogs de viaje como este.
Este es el último post de thecaptainflint/america pero estoy casi seguro de que no será mi último post viajero. No sé si lo que vendrá será un thecaptainflint/asia o un thecaptainflint/centroamerica pero tengo la certeza de que aún me queda al menos un gran viaje por hacer antes de que esté demasiado deteriorado como para cargar una mochila.
En fin amigos, no sé si he escrito todo lo que pretendía pero la batería del netbook se acaba como se acaba este viaje. Para cuando leias estas líneas estaré sobrevolando el Atlántico, de vuelta a la vida “normal” pero también de vuelta a muchas cosas que he echado mucho de menos. Estoy feliz por ello.
Se despide este blog tras 118 posts de brasa. Bueno, al menos la parte de él dedicada a la crónica del viaje. Si tengo ganas me gustaría escribir unas cuantas cosas más sobre este fantástico continente que me han ido quedando en el tintero. Si no, no dudeis que volveré a la carga con el próximo thecaptainflint, sea donde sea.
Hasta siempre Sudamérica!]
Hasta la próxima!
Paco, maestro del desastre
En la despedida de esta popular sección vamos a hacer un balance de pérdidas. Dos MP3s me costó el viaje. Dos cámaras, una que se ahogó en un trekking y otra que se perdió junto con una chaqueta que se me cayó bajando de un monte. Aquel desastre en El Altar, en Ecuador, fue el punto álgido en cuanto a desgracias. Además de la cámara perdí mogollón de pasta y un teléfono móvil.
No obstante la cámara principal, la Sony de más de 400 dólares sobrevivió al viaje. Y también el netbook con el que escribo esto. Es decir, los dos aparatos electrónicos más caros e importantes. Haciendo balance creo que Paco maestro del desastre estuvo bastante moderado en esta ocasión, muy posiblemente porque no salí mucho de fiesta ni me tajé demasiado.
Otra cosa, fijaros que todas estas pérdidas fueron causadas por mi propia inutilidad. En ocho meses viajando y doce viviendo en Buenos Aires NUNCA nadie me robó. Ni siquiera me llegué a sentir amenazado en ningún lugar, a excepción quizás de Salvador de Bahia los primeros días. Tampoco me estafaron, al menos nada más serio que la típica cosa que uno paga más cara por se gringo.
Sirva esto para desmitificar un poco el mito de lo peligroso que es este continente. Evidentemente pasan cosas. Conocí en el viaje a gente que no había tenido tanta suerte y oí algunas historias bastante terribles. Pero por cada uno que tenía algo malo que contar me encontré a diez que, como yo, habían viajado tranquilamente. Esta claro que hay que andar cuidado pero Sudamérica no es el lugar sin ley que a veces nos hacen ver.
Concepto Reales Euros
Recife a Salvador 140 62
Salvador a Frankfurt - 369