Érase una vez un padre y un hijo trabajando en un pozo, los dos solos, y le decía el padre al hijo: -Niño, no me fío ni de la mitad de la cuadrilla-.
Eso mismo debió decirle Pareja a Kolo en la jugada que da pie al primer gol del Getafe en la que ambos pelean por hacerse con una pelota que finalmente se lleva el jugador de los azulinos para enseñársela a Diogo y que éste le castigue con un penalty, a mi juicio, más que duduso y riguroso si lo hay. El partidito que se ha marcado Kolo esta tarde es para olvidar, fallón, impreciso, lento, deshubicado. No termina de cuajar el francés en la defensa de este Sevilla por más oportunidades que está teniendo.
No ha sido en líneas generales un cúmulo de aciertos el partido de los nuestros hoy, más bien todo lo contrario. Mal en todas las líneas, como si el esfuerzo del partido intersemanal en Chamartín nos hubiera dejado tocado al máximo. Parecíamos ir al trote en muchas de las jugadas, nos pesaba el culo. A todo esto hay que sumarle la negatividad de Bacca para con el gol y el mal de ojo al que estamos acostumbrados ya de una temporada a otra en el tema de las lesiones. Hoy M´bia y Aspas se suman a la lista de no aptos. Hemos tenido que tirar de inexperiencia arriba con Juan Muñoz. El chaval ha hecho lo que ha podido e incluso tuvo su participación en el gol sevillista.
Duele perder en los últimos instantes del partido aunque si bien es cierto el Getafe tuvo ocasión mucho antes de sentenciar a un Sevilla cabizbajo y sin ganas.
Duele perder con un equipo sin masa social, sin aficionados en las gradas y con un juego sin aliento de afición, pero sobre todo duele perder cuando tenemos a tiro de piedra seguir ahí arriba peleando por la cuarta plaza y sacando tajada de una salida liguera.
A esperar al Córdoba en casa y sin permitirnos pinchazos donde no debemos tenerlos, en el Ramón Sánchez Pizjuán.