¡Hola corajud@s! En este blog hablo con frecuencia de la despersonalización, un síntoma que conocí de cerca durante mi lucha con la ansiedad. Recuerdo la sensación abrumadora de desconexión de mi propio cuerpo, como si no fuera yo la que estaba hablando, moviéndome o incluso pensando.
Al principio, fue aterrador, un ciclo constante de miedo a perder el control, a enloquecer.
En esos momentos, solo deseaba una cura mágica que me devolviera la paz que había perdido, y de paso, mi cordura.
Pero si hay algo que aprendí a lo largo de ese camino es que la verdadera “cura” no se encuentra en remedios inmediatos, medicamentos, ni soluciones rápidas, sino en un proceso profundo de cambio cognitivo y emocional.
Y en este sentido, la cura natural a la despersonalización no es más que aprender a perderle el miedo a esas sensaciones que, aunque incómodas y perturbadoras, no son peligrosas.
Terapia cognitivo conductual: El punto de partida
Mi primera gran herramienta fue la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este enfoque fue clave para entender que la despersonalización, aunque aterradora, no era peligrosa.
La TCC me ayudó a cambiar mi relación con esas sensaciones extrañas. En lugar de huir de ellas, aprendí a observarlas sin reaccionar con pánico. Es un proceso que requiere tiempo, paciencia y un trabajo constante, pero es, sin duda, una forma de cura natural: un cambio en cómo percibimos y manejamos nuestros propios pensamientos.
La TCC me permitió ver que esas sensaciones de desconexión eran simplemente una manifestación más de la ansiedad, una forma de protección que mi mente utilizaba para «desconectar» del estrés emocional. Una manifestación jodida, pero solo eso.
La clave estaba en no luchar contra ellas, en aceptarlas sin miedo. Con el tiempo, esa aceptación fue lo que las debilitó.
El libro «Sin miedo» de Rafael Santandreu: la cura natural
En mi proceso de recuperación, hubo un punto de inflexión que quiero compartir contigo: la lectura del libro «Sin miedo« de Rafael Santandreu. Santandreu habla de cómo afrontar la ansiedad, y fue a través de su enfoque, sencillo y práctico, que comprendí algo fundamental: el problema no son las sensaciones, sino el miedo que tenemos a ellas.
Este libro, junto con los testimonios de personas que también habían experimentado la despersonalización y la ansiedad (muchos de los cuales encontré en su canal), me mostró que no estaba sola en esta lucha y que era posible salir adelante.
De alguna manera, esas historias me sirvieron como espejo, porque me reconocía en ellas, pero también me daban esperanza al ver que otros habían aprendido a convivir con estas sensaciones y, finalmente, a superarlas.
Santandreu me ayudó a entender que no se trata de intentar eliminar la despersonalización por completo, sino de desarmarla.
¿Cómo?
Dejando de tenerle miedo.
Lo que perpetuaba mis síntomas era el pánico que sentía cada vez que surgían. Cuando finalmente dejé de reaccionar con terror, cuando acepté que, aunque extrañas, esas sensaciones no me iban a destruir, empezaron a perder fuerza y estar presentes pero de un modo mucho más suave.
El papel de la medicación: un apoyo, no la solución
En mi experiencia, los medicamentos pueden ser útiles, sobre todo en momentos en los que la ansiedad está fuera de control y necesitamos un empujón para estabilizarnos. Sin embargo, en el caso de la despersonalización, creo firmemente que la verdadera «cura» es cognitiva. Las medicinas pueden ayudarte a bajar el volumen del malestar, pero el trabajo profundo es el de cambiar tu relación con esas sensaciones.
Yo misma recurrí a la medicación en un momento de mi vida, y no me avergüenza decirlo, aunque tengo que decir que a mí concretamente me sentó fatal.
Pero sé que los fármacos no pueden enseñarte a perderle el miedo a la despersonalización, ni a la ansiedad.
Eso solo lo logras trabajando en tus pensamientos, desafiando tus creencias erróneas y, sobre todo, enfrentando esas sensaciones con coraje, sin huir de ellas aunque te joda admitir que están ahí.
Una cura natural basada en la aceptación
A día de hoy, aunque me considero «curada» de esa etapa oscura de mi vida, aún siento despersonalización en ciertos momentos. La diferencia es que ya no me importa. No le doy poder, no me condiciona. Lo que antes era motivo de pánico, hoy es una sensación pasajera que reconozco y dejo pasar.
Este cambio fue posible porque aprendí a no luchar contra la despersonalización, sino a entenderla como una parte más de mi experiencia emocional. La verdadera cura natural es, en mi opinión, ese trabajo constante en tu forma de pensar, en tu relación con las emociones y en la reducción del miedo que sientes hacia ellas.
Si hoy estás sufriendo de despersonalización y sientes que no hay salida, te aseguro que la hay. No es rápida ni fácil, pero sí es posible. No necesitas «curarte» en el sentido de que estas sensaciones desaparezcan por completo. Necesitas, en cambio, aprender a no temerlas. Porque en el momento en que dejas de tenerles miedo, dejan de controlarte.
Y en ese punto, el alivio llega de forma natural, sin esfuerzo, como parte del proceso de aceptación y cambio que has cultivado, y que te enseñará a experimentarla estando bien.
Te dejo aquí mi testimonio y puedes encontrar muchos más en el canal:
Aquí te dejo más recursos que he escrito sobre la despersonalización, que pueden servirte para entender mejor qué es este trastorno y cómo lidiar con él:
- Testimonios de despersonalización
- Reflexiones desde el sofá
- Ejemplos de despersonalización
- Ansiedad por despersonalización
- ¿Qué es la despersonalización?
- ¿Tiene cura la despersonalización?
- Famosos con despersonalización
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