Basada en parte de la vida del doctor en neurología Oliver Sacks, (en la película Robin Williams). Esta cinta fue nominada al Óscar como mejor película en 1990 y se quedó a las puertas. Penny Marshall, su director, aceptó el reto de conducir esta historia que reconozco que me emocionó la primera vez que la vi. Si bien el bueno de Robin Williams le da un toque delicado a la película, lo cierto es que Marshall no volvió a hacer nada parecido y quedó en películas de entretenimiento sin pena ni gloria como "Big", "La mujer del predicador" y "Ellas dan el golpe".
Es una película sobre las sensaciones de la vida y sobre la esperanza. Está rodada con el encanto de esa época, finales de los 80, en los que el cine tenía un sabor y un color de la imagen único. Trazada con buen ritmo, puede parecer lenta pero lento es el devenir de la vida en determinadas circunstancias. Consigue como pocas acercar al hombre a su esperanza y a su destino. Magistral actuación de Robert De Niro, que fue nominado al Óscar. Ya digo, borda su papel y yo encuentro en él una respuesta al Dustin Hoffman de Rainman.
Hoffman, De Niro y Pacino fueron el tridente perfecto en aquellas taquillas si bien pienso que a Pacino le falta algún papel que los otros si tienen. Genios absolutos de la historia del cine. Robin Williams perderá su timidez, luchará y te hará meterte en la piel de los que sufren. Porque el sufrimiento de la vida viene unido indisolublemente a ella, pero la esperanza es sin duda, la más potente de las drogas que pueden mantenerte con las ganas de vivir de un niño.