La patronal de la empresa ‘Ciudad de Córdoba’ despidió a tres choferes como represalia al paro por las condiciones de trabajo impuesto por un grupo de jóvenes trabajadores hace poco más de 20 días.
Al día siguiente, para impedir la reacción de los trabajadores, la empresa orquestó un operativo que incluyó una fuerte presencia policial y amenazas de nuevas sanciones y despidos, con actas de escribano de por medio. La conducción de UTA seccional Córdoba y el cuerpo de delegados ningunearon a los compañeros y se ausentaron de la empresa.
Ante ello, los compañeros despedidos montaron una carpa en los portones de la principal punta de línea de la empresa y se pusieron a explicar el verdadero significado de los despidos; en horas consiguieron 250 firmas para un petitorio que solicita a la conducción la convocatoria a una asamblea general. Mientras tanto, los delegados se paseaban por las otras puntas de línea afirmando que los despidos son indefendibles, lo que les valió en varias oportunidades el repudio de los trabajadores. A partir de esta situación, la conducción ha ‘cambiado’ su posición y ahora manifiesta que va a defender a los despedidos, pero sólo legalmente. El mandato de las bases es claro. Los trabajadores no van a dejar pasar este ataque porque intuyen que, de lo contrario, la situación se agravará.
El transporte de la ciudad de Córdoba se encuentra en una profunda crisis. Las patronales pretenden continuar sosteniendo sus millonarias ganancias a costa de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, de tarifazos y profundización del estado deficitario de las unidades, lo cual en algunos casos constituye vaciamiento. Es la propia municipalidad la que ha hecho punta con el planteo de la privatización de Tamse, la empresa municipal.
La conducción sindical se ha sumado al carro de la patronal y para ello pretende prohibir las asambleas en punta de línea sin su autorización, con el objetivo más general de paralizar la iniciativa obrera. El guiño de la conducción al despido de los referentes de esas luchas va en ese sentido.
El activismo ha entendido perfectamente esta situación y se propone arrancar la asamblea general. Éste es, sin dudas, el camino. Insistimos, que la UTA y el cuerpo de delegados convoquen a la asamblea general para resolver el plan de lucha que reinstale a los compañeros.
Jorge Navarro