Número de páginas: 368
Cómpralo.
Sinopsis: «Anoche me quedé despierta pensando cómo debería concluir esta historia. Dentro de treinta años no quedará ningún superviviente del Holocausto, así que este libro es mi carta a la posteridad. Mi sueño es que alguien lo recupere mucho después de mi muerte y se escandalice y se asombre al descubrir que el mundo fue así una vez. Que la persecución de gente por ser judía -o por ser negra, o por ser gitana, o musulmana, o gay- se perciba como algo ridículo, inhumano y monstruoso, tal como nos pasa ahora con la trata de esclavos.»
Opinión personal: En primer lugar agradecer a Planeta que me enviase este libro, ya que siempre me ha interesado toda la historia relativa al holocausto judío y las novelas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, y esta, dentro de todas ellas, es una historia muy especial puesto que es un testimonio en primera persona de una superviviente.
También fui víctima de la persecución nazi y me enviaron a un campo de concentración pero, a diferencia de Ana, yo sobreviví.
En esta ocasión traigo la reseña de un libro de no-ficción, aunque dada la brutalidad de los hechos que relata cuesta creer que haya existido un periodo tan duro e inhumano en una época tan cercana a la actual. No obstante, aunque es un periodo de la historia muy difícil, la novela no entra a detalles escabrosos que haga la lectura desagradable, sino que nos acerca a ver la barbarie desde los ojos de una niña cuya familia lo es todo para ella.
En el libro se narran tres partes bien diferenciadas, no delimitadas por bloques o capítulos sino por el propio estado de ánimo de Eva, su familia, y todos los demás que se ven presos de la barbarie. En la primera parte conoceremos a una Eva despreocupada, como le corresponde serlo a una niña. Veremos además, a través de sus ojos, la admiración por sus padres y la relación con Heinz, su hermano, un niño con grandes dotes artísticas y gran sentido de la sensibilidad. La segunda parte comienza cuando son capturados y deportados a Auschwitz-Birkenau después de llevar años huyendo y viviendo escondidos. Podremos intentar ponernos en la piel de una de las victimas y conocer detalles de la experiencia de primera mano. Hay que reconocerle y agradecerle a la autora la forma de mostrarnos algunos de aquellos horrores sin recrearse en el morbo y enseñárnoslo desde la perspectiva de una niña, reviviendo la forma en que ella misma lo sintió a pesar de que el paso del tiempo le habrá dado otro prisma desde el que observarlo en la distancia. Durante la guerra Eva se mostró fuerte y decidida a sobrevivir. Se prometió a si misma no ser una víctima y no comportarse como tal. No obstante la guerra le pasó factura y llegó a ser incapaz de dirigirle la palabra a nadie. La tercera parte que he diferenciado en la novela es aquella que sucede tras la liberación del yugo alemán, aunque tras una experiencia como aquella es imposible volver a sentirse libre. Veremos sentimientos tan enfrentados como la alegría de conocer el amor, de formar una familia o de realizarse laboralmente con los estragos que la posguerra había causado en la salud emocional de los supervivientes, con sus manifestaciones en lloros, temblores o depresión crónica.
Destacar por último la edición que Planeta ha sacado al mercado, que incluye dos pequeños álbumes familiares con fotos reales de Eva, su familia y su entorno. De hecho la propia foto de la portada es una foto auténtica de la Eva de aquella época. Podemos, además, ver fotos de Eva con Ana Frank, algunos de los cuadros que Heinz pintó durante su encierro o algunas fotos de Eva ya adulta con su propia descendencia. Un coto de privacidad que la autora nos cede para hacernos partícipes de un aspecto más de sus vivencias.
Valoración: 8/10