Después de la tormenta y antes de la calma

Por Lectoraprofeymama

Los días han pasado, uno a uno. Al pánico le siguió la inseguridad, después vino la información y la ira, más tarde la rebeldía y el necesitar compartir la experiencia para evitar mi mismo dolor a otras mujeres. Y desde entonces, esta sensación extraña de espera. Es como un hueso de cereza atragantado que no consigo tragar del todo. Me cuesta volver a la normalidad. Y así sigo, aguardando noticias.

Seguir adelante es inevitable y necesario. Me lo pide el cuerpo. Y casi siento felicidad cada vez que noto a mi bebé moverse. Sigo fantaseando con el futuro, pero me resulta difícil ya no visualizar a mi bebé con el sexo que nos dijeron en la ecografía, no fijarme en ropitas de bebé… Por un lado, siento que lo necesito, necesito volver a ser feliz con mi embarazo. Por otro lado, entiendo a mi marido, que me mira con tristeza cada vez que ve que se me escapa nombrarlo que el nombre que ya teníamos elegido para ese sexo. El mal trato del otro día hace que no nos fiemos del todo, que no nos parezca real del todo.

Cada pequeña cosa del día a día se me hace un mundo. Estoy bien en general, pero mis sentimientos se han magnificado, y sean buenos o malos siempre me explotan en el pecho. Lloro a menudo, solo un momento, para descargar esas emociones.

Por suerte, nuestra cita para la ecografía privada es mañana. Esta mañana nos han llamado de la consulta del médico para confirmar nuestra asistencia. Por curiosidad, le he preguntado a la enfermera cuánto tiempo suelen durar las visitas. Me ha dicho que la ecografía suele ser breve, a no ser que el bebé no esté en una buena postura o que haya algo que requiera ser observado más a fondo, pero que contemos con más o menos una hora de consulta, porque luego al doctor le gusta enseñarnos las imágenes para explicarlo todo con calma. Eso me ha producido bastante alivio, necesito que un profesional mire a mi bebé y me dedique precisamente eso: tiempo.

No puedo esperar a mañana. Justo cuando está más cerca más impaciente me siento. Me gustaría prometeros que voy a informaros enseguida, pero no puedo estar segura de cómo estaré ni cuál será mi estado de ánimo. Solo os digo que intentaré pasarme lo antes posible para contaros brevemente, aunque deje la información detallada para más adelante.

Muchas gracias a todos por vuestro apoyo.