Felix lleva dos años escondido en el granero de Gabriek. La guerra aún no ha terminado, y parece todavía lejos de acabar, pese a que estamos en Polonia en 1945. Los nazis han resultado ser un hueso muy duro de roer. Pero el protagonista no pierde la esperanza, porque sabe que entre tanta gente que se dedica a romper cosas a su alrededor, también hay otros muchos que arreglan lo que los primeros destrozan.
A través de Gabriek, el joven protagonista, que aquí tiene ya trece años, conocerá a los partisanos, y luchará junto a ellos. Él sigue siendo un niño, aunque ya no tan inocente como en Una vez y un poquito menos que en Entonces.
En esta entrega se responden algunas de las cuestiones que quedan a la imaginación del lector en Ahora, el último libro publicado, donde encontramos a un Felix anciano, todo un excelente cirujano que recibe un gran homenaje. Es así que en este libro hay escenas crudísimas, muy fuertes: es aquí donde el protagonista comienza a ser ese gran profesional de la medicina. También hay dolor, mucho. No he podido evitar emocionarme una vez más.
Vuelvo a aplaudir la pluma de Gleitzman. Por algo este autor es uno de mis favoritos. Es una prosa sencilla, pero nada descuidada. Pocos como él saben tratar con tanto tacto un libro con escenas tan duras. Y esos personajes, ¡qué delicia! No parecen ser de papel. La historia es realista, como la vida misma: es a momentos dulce, a páginas amarga.
Aunque este es el cuarto libro, lo cierto es que cronológicamente ocupa el tercer lugar, como podéis ver. Mi recomendación, si es que no habéis leído ya la "trilogía", es que los leáis todos y por este orden: Una vez, Entonces, Después y Ahora. Será este último el que menos os guste por dos motivos fundamentales: Felix no es el narrador y la II Guerra Mundial ha quedado muy atrás. Los tres restantes son una auténtica maravilla, unos libros la mar de especiales.
Confieso que son de las obras que más he prestado en casa, junto con este otro, y no hay nadie al que no le hayan gustado. Eso sí, ninguna de las personas a las que se los he dejado los conocían. Tanto para la crítica tradicional como para las grandes librerías han pasado más bien desapercibidos. Ojalá que esta reseña contribuya a darles un poco más de visibilidad, porque se lo merecen, merecen de verdad un hueco en vuestras estanterías.