Escrito por Mario Sanoja – Iraida Vargas-Arenas
Lo que les estamos contando seguramente no saldrá jamás publicado en los medios internacionales.
Hace dos años, nadie habría podido suponer que el gobierno de los Estados Unidos llegaría a estos extremos para eliminar la supuesta amenaza que representa Venezuela para la seguridad nacional de la potencia del Norte. Lanza un cyberataque desde centros localizados en Chicago y Houston, contra el centro neurálgico de nuestro sistema eléctrico, las presas hidroeléctricas del Caroní, que generan el 70% de la electricidad que consume nuestro país, lo cual equivale, en intensidad genocida, al lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Aquel súbito cyberataque dejo sin energía al sistema hidroeléctrico que nos provee de agua potable, dejó inerme al sistema hospitalario provocando la muerte de pacientes que se hallaban en los quirófanos, de aquellos que no podían dializarse, de parturientas… Dejó sin protección las cadenas de frío de modo que muchos alimentos como la carne, el pescado, el queso, quedaron expuestos a descomponerse. El apagón afecto al transporte masivo como el metro, cuyos usuarios tuvieron a veces que caminar hasta cuatro horas para llegar a sus domicilios. Lo más terrible era la falta de información debido a la interrupción de las comunicaciones, pero de alguna manera la gente puso en marcha la denominada “radiobemba”, la transmisión de mensajes boca a boca.
La experiencia más importante fue la reacción inteligente, solidaria y calma que demostró la población; la gente comenzó a organizarse para compartir colectivamente lo que tenían, un éxito pedagógico de Chávez, lo cual contrarió el plan cyberterrorista de empujar la población venezolana al saqueo y la violencia callejera.
El gobierno bolivariano se había organizado en diferentes comandos cívico-militares que se activaron para reparar y proteger el cerebro electrónico del sistema eléctrico y el de distribución de agua a nivel nacional. En menos de 72 horas ya habían restablecido el servicio eléctrico a nivel nacional y el de agua en un 80%. Se han producido nuevos cyberataques en las últimas horas, pero han podido ser contenidos por los comandos cívicomilitares. Simultáneamente nuestra Fuerza Armada y los batallones de milicianos se ha desplegado a nivel nacional en posición de combate para hacer frente a una posible invasión. En total, incluyendo las unidades chavistas de batalla del Partido Socialista Unido, se trata de una movilización de alrededor de 6 millones de personal combatiente.
En este momento la situación es de calma espera. Sabemos que el enemigo no se dará por vencido, pero no nos rendiremos sin pelear. Cada minuto que pasamos resistiendo, es un tiempo que pierde el imperio.
Lo que les estamos contando seguramente no saldrá jamás publicado en los medios internacionales.
Hace dos años, nadie habría podido suponer que el gobierno de los Estados Unidos llegaría a estos extremos para eliminar la supuesta amenaza que representa Venezuela para la seguridad nacional de la potencia del Norte. Lanza un cyberataque desde centros localizados en Chicago y Houston, contra el centro neurálgico de nuestro sistema eléctrico, las presas hidroeléctricas del Caroní, que generan el 70% de la electricidad que consume nuestro país, lo cual equivale, en intensidad genocida, al lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki. Aquel súbito cyberataque dejo sin energía al sistema hidroeléctrico que nos provee de agua potable, dejó inerme al sistema hospitalario provocando la muerte de pacientes que se hallaban en los quirófanos, de aquellos que no podían dializarse, de parturientas… Dejó sin protección las cadenas de frío de modo que muchos alimentos como la carne, el pescado, el queso, quedaron expuestos a descomponerse. El apagón afecto al transporte masivo como el metro, cuyos usuarios tuvieron a veces que caminar hasta cuatro horas para llegar a sus domicilios. Lo más terrible era la falta de información debido a la interrupción de las comunicaciones, pero de alguna manera la gente puso en marcha la denominada “radiobemba”, la transmisión de mensajes boca a boca.
La experiencia más importante fue la reacción inteligente, solidaria y calma que demostró la población; la gente comenzó a organizarse para compartir colectivamente lo que tenían, un éxito pedagógico de Chávez, lo cual contrarió el plan cyberterrorista de empujar la población venezolana al saqueo y la violencia callejera.
El gobierno bolivariano se había organizado en diferentes comandos cívico-militares que se activaron para reparar y proteger el cerebro electrónico del sistema eléctrico y el de distribución de agua a nivel nacional. En menos de 72 horas ya habían restablecido el servicio eléctrico a nivel nacional y el de agua en un 80%. Se han producido nuevos cyberataques en las últimas horas, pero han podido ser contenidos por los comandos cívicomilitares. Simultáneamente nuestra Fuerza Armada y los batallones de milicianos se ha desplegado a nivel nacional en posición de combate para hacer frente a una posible invasión. En total, incluyendo las unidades chavistas de batalla del Partido Socialista Unido, se trata de una movilización de alrededor de 6 millones de personal combatiente.
En este momento la situación es de calma espera. Sabemos que el enemigo no se dará por vencido, pero no nos rendiremos sin pelear. Cada minuto que pasamos resistiendo, es un tiempo que pierde el imperio.