Seguramente ningún hincha de River (incluso el técnico) podrá explicar alguna vez porque Carlos Arano jugó de mediocampista al lado de Matías Almeyda. Estando Walter Acevedo y Ezequiel Cirigliano en el banco, el entrenador apostó por el ex Huracán. Y así le fue. El defensor estuvo perdido todo el partido, cometió faltas tontas e innecesarias y se vio obligado a ocupar un lugar en la cancha que no conoce. Obviamente tampoco distribuyó el balón sino que sólo sirvió para marcar.
Esta fue otra brillante idea de J. J. López que partido a partido continúa priorizando cada vez más el empate y espera por un milagro de los tres de arriba pues los otros siete jugadores fueron de características defensivas. La cuestión aquí es que, desde hace algunas fechas, River no puede especular con los resultados, debe conseguir una victoria; que no se le da desde la fecha 12 frente a Racing. A partir de allí cosechó 4 empates y 2 derrotas.
Sin duda, el “Millonario” está destinado a sufrir. De hecho, frente a Estudiantes, jugó un primer tiempo aceptable donde mucho tuvieron que ver Manuel Lanzini, Erik Lamela y Leandro Caruso. A pesar de la actualidad del equipo, en algunas oportunidades se juntaron, jugaron a uno o dos toques y demostraron que también en este momento se puede privilegiar el buen fútbol. Sin embargo les faltó precisión en los últimos metros para poder conseguir el gol. El resto del equipo, naturalmente, corrió, marcó y jugó muchísimo por arriba, salvo Ferrari, de lo mejor del partido, quien no se estacionó en la derecha y si participó del juego ofensivo.
En la segunda etapa, muy pronto, a los tres minutos, justamente el lateral derecho se tiró al medio, recibió un despeje y de zurda la clavó en el palo izquierdo de Agustín Orión. Pero cuando parecía que el equipo jugaría más tranquilo, reduciría espacios llegó el empate. Centro de Leandro Benítez y cabezazo del juvenil Sarulyte. Desde ese momento, el partido se convirtió en un tremendo bodrio: mucho pelotazo, imprecisión y demasiado roce. Las pelotas volaban para el cabezazo salvador de Rogelio Funes Mori (ingresó por Lanzini) que nuevamente molestó mucho más de lo que ayudó. Volvió a demostrar que es un jugador que cuando entra no cambia el partido sino que se une a la ordinariez. Se tira, simula y desperdicia chances para poder convertir.
En fin, así terminó el partido, envuelto en un clima feo, con River muy presionado y buscando la victoria sin saber cómo conseguirla. Para colmo, en el entretiempo, Hernán Crespo apareció en la cabina de la TV Pública, con lo necesario que sería para este equipo. ¿No hay alguna posibilidad de que juegue contra Lanús la semana que viene?.
De esta manera, justamente para el último partido, River ya no depende de sí mismo para no jugar la promoción. Ya que si Olimpo y Tigre ganan, el “Millonario” estará condenado, incluso si también consigue el triunfo. Finalmente, y de una vez por todas, el conjunto de Núñez, o más bien su entrenador, deberá salir a buscar la victoria, sin planteos extraños y con indicaciones claras pero también esperará por el traspié de alguno de sus rivales directos. El conjunto de Omar De Felippe visitará a Quilmes (todavía tiene alguna chance) y el de Rodolfo Arruabarrena viajará a La Paternal para enfrentarse con Argentinos Juniors.