Con eso de tener pocos momentos para disfrutar en familia (conciliación vida laborar y familiar, ejem, ejem), últimamente me he propuesto hacer la compra semanal juntos los cuatro, las dos criaturas, el papá y la mamá. No sé si vosotros lo hacéis así o no, pero nosotros últimamente vamos con el "pack-family" y siempre acabamos liándola.
Os pongo en situación, que imagino será la de muchas familias, o eso espero que si no voy a querer tirarme por un puentecillo.
Llega el día de la compra de comida semanal y ya sólo decírselo a los niños es como la llegada de un huracán en casa. Empiezan a pedir y hacer cada uno su lista de cosas que son total y absolutamente necesarias para ellos como los donuts de chocolate, las natillas, las patatas fritas y toda una ristra de interminables chucherías totalmente imprescindibles para ellos.De esto como que hago oídos sordos esperando que una vez allí se les olvide y pasen del tema. Pero no, no es así, allí la cosa empeora por momentos.
Nada más llegar tienes la pelea de quién se sube al carro de la compra o de quien no se sube y le toca empujar. Eso ya depende del día. Hay días que se matan por montarse en el carro y al día siguiente la pelea es por no subirse ninguno. Es ese el primer momento de contacto con la compra semanal cuando ya empiezas a arrepentirte de querer hacerlo todo en familia, "pack-family".
Una vez que has pasado ya ese primer trago de peleas y luchas por la adquisición de poder del carro e importante también como no, el momento de meter la moneda en el carro. De lo más divertido lo de meter la moneda y sacar el carro, yo no puedo con la emoción del momento. Mis hijos por lo visto tampoco y lo convierten en otro de los grandes momentos "pack-family".
En esto has tardado como unos 10 o 15 minutos y ya por fin parece que entras a la tienda. Como siempre llena, porque vas en los mejores días y mejores horas y tus hijos los que hace cinco minutos estaban luchando empedernidamente por el poder del carro, salen despavoridos dispuestos a correr por todos los pasillos arrasando todo lo que encuentran a su paso que se pueda caer. Tú que como madre experimentada ya sabes lo que va a ocurrir medio segundo antes de que salgan disparados recurres a lo que en casa habías hecho oídos sordos, y les dices que esperen que vamos a por sus cosas. Ellos listos como sólo unos niños saben serlo, dudan un momento y reaccionan favorablemente a tu petición quedándose a tu lado, no sin antes tener de nuevo una medio pelea por el poder del carro. Importantísimo en la vida de un niño como manejar el carro, si sentado, empujando, uff lo que da de sí este tema.
Poco a poco parece que vas avanzando por el primer pasillo mientras ellos van cargando el carro de todas, toditas, todas sus necesidades. Y tú, con mucho cuidado aprovechando sus despistes y su emoción porque están haciendo la compra a sus gusto, vas soltando donde puedes lo que ellos han ido cogiendo, Es decir sueltas por cualquier sitio las 3 cajas de galletas de chocolate, con otras cuantas de cereales de chocolate también, como no, y las tropecientas bolsas de chucherías varias. Todo esto como si estuvieras robando en la tienda a escondidas y aguantando la cara de alguna que otra persona que te mira con cara de quererte morder un brazo por la que estás liando. No le quito razón, para que lo voy a negar.Mientras sigo haciendo malabares para repartir por media tienda la compra de tus hijos, también voy aprovechando para hacer tu la compra.
Durante este tiempo el padre de las criaturas está con cara de desquiciamiento crónico y con una desesperación total que sólo le falta chocarse con el carro por las estanterías mientras sujeta a tus hijos para que no salgan corriendo por el resto de pasillos y pensando por qué narices tenemos que ir en plan "pack-family". Y yo sabiendo lo que pasa por su mente, ignoro totalmente su cara de pena y sigo adelante con la compra. He de decir que en algún momento los he mandado al coche porque la cosa estaba en plan "pack-family-se-acaba-el-mundo".
Bueno el caso es que si conseguimos llegar a la caja sin haber tirado los plátanos de la zona de la frutería, o haber llegado incluso después de haberlos recogido del suelo mientras la dependienta de la zona de frutería está apunto de descuartizar a tus hijos, nos disponemos a sacar la compra del carro para pasarla por la cinta de la caja. Antes, claro, tus hijos han tirado la bolsa de gusanitos que tu les has abierto para aguantar el último tirón de proceso compra "pack-family".
Vale, ya has llegado a la cinta y cuando estás poniendo la compra, tus hijos los que parece que no se dan cuenta del momento porque están colgándose por las barras de separación entre las cajas, de repente ven como la mayor luz del universo y preguntan por sus cajas de galletas. ¡¡¡Noooo!!!. Ahí en ese instante cuando creía que ya era el momento final, cuando ya casi tienes que pagar y te vas a meter en el coche a salvo donde tus sudores van a desaparecer, pues no. Tienes la última pelea del momento y abusando de la pobre chica de la caja que con cara de por favor que se acabe ya esto le dices, ¿te importaría decirles a los niños que las galletas estaban malas y que no se las pueden llevar? o cualquier cosa que te pasa por la mente en ese momento con tal de salir disparada hacia el coche.
Sólo de escribirlo ya estoy cansada.
Pero yo a lo mío, y a fomentar el momento "pack-family" que son tan poquitos que a mí me merece la pena incluso llegando a casa y habiéndome olvidado de comprar la mitad de las cosas. Que trabajar y tener tiempo para pasar en familia es muy pero que muy difícil.
Eso sí, muero de envidia cuando veo esas familias que hacen la compra en plan tranquilo con sus hijos adorables y que me miran con mala cara. Menos mal que también encuentro a familias como la mía.
¿Y las vuestras cómo son?