La 21 Feria Internacional del Libro de Lima (FIL-Lima, para los amigos y detractores) se inicia el 15 de julio en el Parque de los Próceres de Jesús María. Es el mayor evento libresco del Perú y, como en toda actividad grande, genera expectativa a la vez que polémicas. Luego de cubrir como periodista siete ediciones de la FIL-Lima, participar en al menos quince actividades de esta y trabajar en su área de prensa dos años, necesito soltar algunos desvaríos para entenderla.
¿Quién organiza la FIL-Lima?
El principal actor entre bambalinas de la FIL-Lima es la Cámara Peruana del Libro (CPL), asociación privada con elecciones democráticas que subsiste por los aportes de sus socios: editores, distribuidores y libreros. Para ellos, el beneficio más relevante en términos económicos es poder participar en esta feria y las otras que organiza la CPL, que son la Feria del Libro Ricardo Palma (en noviembre, en Miraflores); la Feria del Libro de Lima Norte (que se inició en 2015) y la Feria del Libro y las Ideas (su primera edición fue en 2016).
Para eventos como la FIL-Lima, la CPL cuenta con auspiciadores que no enumeraremos pues están en los afiches de la feria. Cabría destacar, sí, el apoyo del Ministerio de Cultura que es más bien logístico y la Municipalidad de Jesús María que cede el espacio. Por otro lado, la CPL desarrolla durante el año informes, charlas y seminarios alrededor del libro, y apoyó la renovación de la Ley del Libro y sus beneficios tributarios.
Evento comercial
Hay que distinguir las ferias del libro: están las no comerciales (como la de La Habana, por poner un ejemplo emblemático) y las comerciales. Entre estas últimas, existen las de intercambio comercial, donde se reúnen básicamente editores, agentes literarios, distribuidores, libreros y traductores para hacer negocios, como la de Frankfurt, la más grande del mundo. En Latinoamérica, la de Guadalajara (la mayor del mundo hispano), la de Buenos Aires y otras, tienen días específicos para estos negocios y los demás están abiertas al público para la venta al menudeo. La FIL-Lima es, por ahora, puro menudeo, con visitas timoratas de editores extranjeros y un seminario editorial internacional.
Hablemos de números. En 2015 más de 502,800 personas visitaron la FIL-Lima, 12% más que en 2014. Asimismo, se registraron operaciones comerciales, por ventas de libros, por más de S/13 millones, un 30% más que en 2014. A pesar de estas cifras crecientes, se sigue vendiendo mucho menos que en sus pares de Santiago o Bogotá.
La oferta del evento
La CPL organiza un nutrido número de actividades. Cada año hay un país invitado de honor (salvo 2014 que fue una región específica de Chile, Antofagasta), que es elegido en un concurso abierto entre instituciones homólogas a la CPL. Este año es turno de Colombia, con una delegación de 36 autores y 42 sellos editoriales. A su vez, cada año la CPL realiza una serie de seminarios, exposiciones y homenajes literarios a personalidades del libro, peruanos y extranjeros.
La mayor atracción de 2016, en coordinación con la embajada de Francia, es la visita del galo Jean-Marie Gustave Le Clézio, Premio Nobel de Literatura 2008, autor de novelas como El diluvio, primer Nobel en presentarse en una FIL-Lima. De otro lado, lo más criticable parece ser la invitación al historietista argentino Nik, responsable de la tira Gaturro, despreciado con justa razón por plagiar (“¿no es plagio, es copia?”) historietas de grandes como Quino. Ya hay historietistas locales alzando su voz de protesta.
Los asociados también presentan sus actividades, con el derecho que da su membresía. De esa manera, presentan desde intelectuales de renombre hasta personajes de la farándula. Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce, Santiago Roncagliolo, Jaime Bayly, Beto Ortiz, MOX, Magaly Medina, La Tigresa del Oriente y Wendy Sulca tienen el mismo derecho de participar en la feria.
En total habrá 690 actividades este año. Hasta 2015 organizaciones no asociadas podían presentar gratuitamente sus eventos durante la FIL-Lima, pero a partir de esta edición se estipuló un cobro de 250 soles por actividad para los no asociados. ¿Política para defender al socio o estrategia para incorporar más miembros?
La más cara, la más barata
Esta es la FIL-Lima más cara de su historia, pues la entrada vale S/7 para adultos cuando el año pasado valía S/5. Se han mantenido los precios de S/3 para estudiantes y profesores, y el ingreso libre para menores de 12 años y mayores de 65. Esto le ha valido críticas e incluso existe cierto temor de los asociados sobre la cantidad de personas que asistirán este año. Recordemos que hubo críticas en 2006 cuando se empezó a cobrar un sol, cuando se aumentó a 3 soles y en 2015 cuando aumentó a 5 soles.
No obstante, hay una promoción: por primera vez se puede comprar entradas en Teleticket (ya era hora, las colas eran larguísimas), con una oferta en esta modalidad de siete entradas por el precio de S/5. También existe la misteriosa promoción de ser amigo de la feria por S/50, lo que ofrece sorpresas y evitar colas. Si bien es cierto que lo VIP es perfectamente legal, en lo personal nunca he simpatizado con estas distinciones nobiliarias (en las que cae usualmente Mistura, por ejemplo). Creo que un abono clásico y clasemediero hubiera sido una alternativa más elegante.
Pero busquemos otro enfoque. Si comparamos los precios (no la oferta) con ferias parecidas, en países con similar capacidad de gasto, resulta que es la más barata. La Feria del Libro de Bogotá cuesta 2.40 dólares la entrada general, 1.36 para niños y 1.7 para estudiantes con carné. La de Santiago vale para adultos 3 dólares de lunes a jueves y 4.5 dólares de viernes a domingo; 1.10 dólares para estudiantes de lunes a jueves y 3 dólares de viernes a domingo, y nadie entra gratis. La de Buenos Aires costó 3.7 dólares de lunes a jueves y 4.71 de viernes a domingo, sin entradas diferenciadas, aunque por 7.4 dólares se adquiría un pase por tres días y la noche del 23 de abril tuvo ingreso libre.
La cantidad de asistentes determinará si subir el precio de la entrada fue un acierto o no, que además estamos en crisis económica. Pero en el Perú la imagen de la cultura como elitista es de larga data, no nace de este incremento reciente. Demagogias aparte, la FIL-Lima no solucionará ni empeorará esta imagen por sí misma. Y seamos sinceros: es más barata que un circo, un partido de fútbol de Segunda División o dos cajitas felices para que los niños corran obesos en el McDonald’s.
Crece en tamaño, nuevos retos
La FIL-Lima ha cambiado mucho desde sus primeras y pequeñas ediciones. Pasó por el Jockey Plaza (donde ahora está un supermercado) y el vértice del Museo de la Nación antes de llegar en 2010 al Parque de los Próceres. Con sus más de quince mil metros cuadrados, las quejas usuales en su actual sede han sido los baños portátiles, sucios y con dolorosas colas los fines de semana; el sonido, que en ocasiones se filtraba de sala a sala (memorable una canción de Adri Vainilla invadiendo un recital de poesía), así como la señalética confusa. Estos son los retos que afronta el rediseño de este año.
La pregunta que se cae de madura es: si continúa aumentando la cantidad de visitantes y de stands, ¿será suficiente el Parque de los Próceres? ¿Por cuánto tiempo? Y si no, ¿dónde más podría hacerse la feria?
Misceláneas curiosas
- La FIL-Lima ha alcanzado su madurez este año: ya tiene una antiferia, que se realiza del 13 al 17 de julio en el colegio Guadalupe (avenida Alfonso Ugarte 1398), con entrada libre y una buena cantidad y calidad de eventos. Esto ocurre en cada ciudad con una feria del libro oficial, y es saludable.
- Las polémicas y protestas no son novedad, cada año se cuestiona tanto la programación cultural como la logística de la feria, con cambios y permanencias. Sin embargo, hay ocasiones especiales. Recordemos la FIL-Lima 2013: en la inauguración de este año, el escritor puertorriqueño Eduardo Lalo sorprendió pidiendo la libertad de un preso político de su país en Estados Unidos, al lado de la embajadora estadounidense. Minutos después, un grupo de activistas disfrazados de plantas irrumpió en el auditorio para protestar por la tala de árboles del Campo de Marte, sin saber que el alcalde de Jesús María no se encontraba en el recinto. Y en esa edición se organizó un homenaje a El Dominical de El Comercio en la persona de su entonces directora, Martha Meier, que suscitó una carta de protesta firmada por decenas de personalidades de la cultura: el homenaje se realizó, pero fue la única actividad en la historia de la FIL-Lima de ingreso cerrado, solo con invitación.
- El glamour de una feria del libro puede hacernos creer que los escritores viven engreídos por sus editoriales en ese parnaso de conocimiento. Vana ilusión. Hace tiempo que ha nacido, de manera subterránea, la corriente de los escritores vendedores: promocionan sus libros en algunos stands de editoriales independientes, con éxitos inusitados. No revelaré nombres pues en sus estrategias de venta revelan ser los autores del libro que promocionan solo como momento final de la venta, pero los verán en al menos tres stands de editoriales independientes y uno en el stand oficial de su país. Si los toman en cuenta en las estadísticas de títulos más vendidos, alguno de estos escritores vendedores deberían figurar.
- No está permitido vender algo que no sean libros en la feria. No obstante, sí se puede vender fascículos, lo que justifica la existencia de los stands de periódicos y otras cosas vagamente librescas. Si ocurre lo mismo de todos los años, también habrá quien viole los protocolos y ofrezca camisetas y chucherías.
Recomendaciones para quienes van a la feria
- Haga su itinerario para aprovechar las actividades, puede revisar la programación en Internet o recoger un programa en la misma feria. Hay desde eventos académicos, pasando por conciertos y talleres para adultos, hasta obras de teatro para niños y una ludoteca. En la medida de lo posible, vaya temprano o un día de semana para apreciar todo lo que la feria le puede ofrecer. Sáquele provecho a sus 7 soles.
- La feria debería ser un lugar para encontrar ofertas. Si un libro no tiene 20% de descuento, regatee con derecho. Asimismo, antes de comprar, busque el mismo título en varios stands y compare precios.
- Si desea ir a una actividad muy concurrida, vaya con varias horas de anticipación. La fila para la presentación del libro Internet según el MOX fue de más de seiscientas personas y la capacidad del auditorio era de cuatrocientas.
- Si quiere ir con bebés, no los lleve los domingos e intente ir temprano, pues la cantidad de gente es abrumadora.
- Puede ir en bicicleta, es bueno para evadir el tráfico de la avenida Salaverry y aprovechar su ciclovía. Le cobrarán un sol de estacionamiento en el Círculo Militar.
- Aproveche los últimos días de feria que es cuando hay más descuentos o remates.
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La FIL-Lima 2016 va del 15 al 31 de julio 2016, abierta todos los días de 11 am a 9:30 pm, en el Parque de los Próceres de Jesús María. La entrada general tiene un precio de S/7.