La operación policial que ha permitido la detención de cuatro presuntos miembros “legales’” de ETA constituye, sin duda alguna, una buena noticia para la familia de Eduardo Puelles, máxime si se confirma finalmente que las personas arrestadas están relacionadas con su asesinato. Quienes c0meten un delito saben que en cualquier momento pueden caer en manos de las fuerzas de seguridad y la ciudadanía, en general, recibe con alivio el ingreso en prisión de quienes ejercen o practican la violencia. También es cierto, por otra parte, que la política condiciona y marca la agenda y la actividad de la policía y, en ocasiones, incluso impone las reglas de juego como hemos visto, sin ir más lejos, en el caso Faisán.
Se ha especulado mucho, tras el anuncio de tregua por parte de ETA, sobre una posible escisión en sus filas y en honor a la verdad creo que no debe descartarse ninguna hipótesis. Sin embargo, pienso que el paso dado por la izquierda abertzale no tiene marcha atrás y su compromiso con las vías políticas y democráticas es tan real como sincero. Por primera vez, el brazo político está actuando como la vanguardia del movimiento independentista y por ello entiendo que esta operación policial no se debe ser utilizada ni por el PSOE, ni por el PP como una coartada para alimentar las tesis contrarias a la legalización de Sortu. La detención de presuntos activistas no puede inscribirse en una estrategia más para lesionar la independencia judicial ni presionar a sus responsables. Tiempo al tiempo.