Deux jours, une nuit, Bélgica 2014

Publicado el 23 mayo 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

Los hermanos Dardenne son los invitados habituales del festival de Cannes, por excelencia. Nada menos que siete películas seguidas seleccionadas en competición ofical, con una cosecha espectacular: dos Palmas de Oro, Rosetta (1.999) y El niño (2.005), mejor guión por El silencio de Lorna (2.008) y un Gran Premio del Jurado por El niño de la bicicleta (2.011). Ahí es nada.La duda en esta ocasión es cuál de los premios se llevará Dos días, una noche: guión, director, actriz o tercera palma de oro (y conseguir así una proeza no igualada hasta el momento. Ken Loach o Mike Leigh, podrían en esta edición conseguir su segunda Palma de Oro e igualar a los hermanos Dardenne).Estos directores han construido un guión en hormigón armado, tan sólido como el de 12 hombres sin piedad (1957), y su infalible mecanismo de convencer a una serie de individuos, radicalmente diferentes y con circunstancias dispares, de votar por ao contra alguien. En la película que le hubiese gustado rodar a Ken Loach, la protagonista, encarnada a la perfección por una inspiradísima Marion Cotillard, debe convencer a sus compañeros de trabajos, en el tiempo mencionado en el título del film, para que voten por su reintegración en su puesto de trabajo, en lugar de la obtención de una prima excepcional de 1.000 Euros.Una situación que desenmascara los entresijos de la perpetua utilización como excusa de los argumentos de la crisis, los recortes presupuestarios y las demás falsas verdades, para incrementar, aún más, la precariedad del mercado de trabajo. Desde el inicio de la última crisis económica se ha elevado el número de fortunas en el mundo y el pobre sistema bancario, al borde del caos insuperable tan sólo hace unos años, salvado gracias a nuestras economías y esfuerzos, ha recuperado su fuerza y, sobre todo, sus jugosos beneficios, que evidentemente, ahora, no reparte entre todos los que habíamos pagado sus excesos.La película es un bombazo, que respira una altísima tensión en su hora y media sin reposo, y que deja un inesperado y refrescante sabor de boca. La solidaridad, sin caer en la facilidad de los buenos sentimientos generalizados, puede aparecer donde menos se lo espera uno y la lucha por la defensa de los derechos, tan difícilmente obtenidos, es el último recurso que nos queda.En esta edición de Cannes el premio a la mejor actriz está más que disputado. Evidentemente, Juliette Binoche en Sils Maria de Olivier Assayas, Hilary Swank en The Homesman y, sobre todo,  Anne Dorval,  y la siempre sublime, Suzanne Clément, de Mommy de Xavier Dolan, se lo han puesto complicado a Marion Cotillard. Resultado en 24 horas.