La devaluación del yen japonés decretada ayer, no hace más que repetir la historia de la Gran Depresión. Tal como hace 80 años, las devaluaciones competitivas promovidas por los bancos centrales a escala mundial, no hacen más que aumentar el tamaño de la fosa. El Banco de Japón puso en su ventanilla una cifra cercana a los 20 billones de yenes para frenar la apreciación de esta moneda frente al dólar, tras su mayor apreciación desde 1995. Sin embargo, lo único que frena, de manera tibia y temporal, es la caída del dólar, la divisa generadora del gran caos financiero que vive el mundo. Los banqueros centrales siguen aún sin comprender las raíces monetarias de la crisis, y con sus medidas solo alargan la ya inmensa agonía que vive el planeta.
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