Los que tenemos 40 años, aún recordamos que cuando éramos niños y llevábamos las botellas de vidrio vacías a las tiendas, nos hacían descuento en la siguiente compra. Entonces no se llamaban envases, eran “cascos”.
Después de tantos años, la primera prueba experimental para retomar aquel hábito ha dado unos resultados extraordinarios para el reciclaje. La prueba se llevó a cabo en Cadaqués (Cataluña) entre el 15 de abril y el 30 de junio de 2013 y contó con la participación de los 10 establecimientos locales dedicados a la venta de alimentación.
Se vendieron 105.000 envases de bebidas, contando en ellos los de plástico y las latas, y se recogieron 81.200, casi un 77% de lo vendido. La tasa es muy superior al reciclaje de envases en los contenedores de color amarillo, que en Cadaqués se cifra en un 12%.
En la última semana de la prueba, el reciclaje llegó al 91%, lo que da validez del nivel que podría asumir el hábito si llegara a popularizarse.
El secreto no es el cambio de conciencia ciudadana, como tampoco lo fue en la sustitución de las bolsas de plástico de los supermercados por bolsas duraderas. La razón principal fue gravar cada envase con 5 céntimos, que el consumidor debía pagar al comercio al comprar las bebidas (así, 8 latas de refresco y 2 botellas de agua suponían 50 céntimos). Este sobreprecio lo era a modo de depósito, de forma que al devolver los envases al establecimiento el comprador podía recuperar todo el sobreprecio. Y con ello, contribuir a recuperar los envases y generar valor con ellos.
Depósito y retorno de envases, alternativa al hábito de usar y tirar
El sistema se llama de “depósito y retorno” y logra cambiar la mentalidad del comprador, que llamaríamos de “usar y tirar”. Con el retorno, no percibe el envase como algo inservible y que puede tirar a la basura (¡o a la calle!) porque ha pagado por ello, sino que pasa a ser un elemento útil y con un valor recuperable.
El material recogido, además, resulta mucho más libre de impurezas que el reciclado en los contenedores amarillos.
El saldo de la campaña realizada en Cadaqués es muy positivo y se estima que podría ahorrar al Ayuntamiento unos 10 euros por ciudadano.