El final de la cuarta temporada de "Dexter" nos dejó con un nudo en el estómago. Y como para hablar del estreno de su quinta tanda de episodios es necesarios hablar de lo que ocurrió, aviso de que de aquí en adelante voy a spoilear.
Dexter Morgan quedó destrozado tras encontrar el cadáver de su mujer Rita en la bañera. Arthur Mitchell (Trinity) le había dejado un regalito antes de que nuestro serial killer favorito hiciese justicia. Pero ya era tarde. Y esa escena supuso el cliffhanger por excelencia de la pasada temporada. Ahora la culpa es su nueva compañera y va a ser difícil quitársela de encima. A través de un mismo flashback hemos visto la primera cita que tuvieron Rita y Dexter. Ambos guardaban al otro un secreto: ella era madre de dos hijos y él mataba. La dulce Rita no pudo evitar llamarle después de la cena para compartir con él su secreto. Afortunados de haberse conocido. Eso sí, no opina lo mismo la hija mayor de Rita, Astor, pues ha dejado muy claro que "ojalá hubieses muerto tú, Dexter". Esta temporada nos va a regalar a un Dexter al que no conocíamos, lo que va a permitir que disfrutemos de Michael C. Hall.
En la comisaría de Miami la duda está en el aire. Mientras que Laguerta y Ángel sabe que Dexter no pudo hacerlo por ejercer de testigo en su boda, Quinn, Masuka o incluso una incrédula Debra sospechan del analista de sangre. Pero nadie es capaz de creerlo. Y yo tengo un aviso para Quinn: tenga usted cuidado, que el último que siguió al rastro de Dexter no terminó bien (ejem, Doakes, ejem). Aunque no sé yo si el nuevo Dexter, el Dexter que ha decidido borrar todo rastro de su pasado, se arriesgará tanto. Lo que ha quedado claro es que Dexter, con o sin Rita, es Dexter, Dexter Morgan.
Temporadón de Dexter que nos espera. Y sí, tengo una especie de obsesión con los premios, por lo que espero y deseo que se reconozca a Dexter como dios manda, con su Emmy y su Globo de Oro.