Día 1, Cabo Peñas y Avilés

Por Dinamicline

Aprovechamos unos días del puente de San José para hacer una escapada gastronómica y de relax a tierras astures. Con el pack "Escapada relax con sabor" de la Vida es Bella que nos regalaron en navidad reservamos hotel en Avilés y pusimos rumbo a Asturias, patria querida.

Esta vez nos dejamos caer por la comarca de Avilés, aunque nuestra primera parada es Candás. Luanco y Candas son dos bellos pueblos costeros Asturianos situados en la parte oriental del Cabo de Peñas. Nosotros llegamos sobre la 13.00h y paramos en el pequeño puerto a tomar el aperitivo. Una ración de bigaros (caracolillos) bien buenos con dos mostos 8,30€.

Continuamos y paramos en Luancos para dar una vueltita rápida, pero no animo a parar aquí, si no a continuar hasta el Cabo de Peñas y su faro, desde donde las vistas son impresionantes.

Como una cabeza de lanza en el mar, el cabo Peñas es el punto más septentrional de Asturias. Es la tierra azotada por los vientos del norte, construida sobre acantilados imposibles. Es el segundo lugar mas visitado de Asturias después de los Lagos de Covadonga, donde es posible disfrutar de unos alcantilados espectaculares y vistas al mar Cantábrico que ponen la piel de gallina.

Ya se acerca la hora de comer, así que como no tenemos prisa, retomamos la carretera nacional y pone de nuevo rumbo hacia Avilés. Nos habían recomendado la sidrería Tierra Astur y no fallaron. Para llegar, dejamos el coche fuera del casco antiguo, donde no se permite entrar en coche y caminamos hasta la plaza del ayuntamiento, donde está la sidrería.

Las sidrerías Tierra Astur son restaurantes de referencia en Asturias, donde se pueden encontrar los productos asturianos de la mayor calidad y a muy buen precio.

Estamos encantados con la calidad de la comida, del servicio, la originalidad del local y por supuesto el precio. En esta primera ocasión tomamos dos menús del día con 3 platos, postre y bebida por 9,80€/cada uno. De primero unos tomates rellenos, segundo huevos revueltos con patatas y bacalao y último unas chuletillas de cerdo a la brasa. Muy rico. Todo acompañado de unos culines de sidra exquisita, que de vez en cuando los camareros escanciaban en cada mesa. Salimos tan contentos que tomamos nota de en qué otras ciudades podíamos degustar de esta sidrería y volvimos a repetir al día siguiente en Oviedo.

Una vez que tuvimos el buche lleno, visita por el casco antiguo de Avilés.

El Casco Histórico de Avilés, declarado Conjunto Histórico Artístico, está considerado como la villa medieval de Asturias. Recorriendo sus tranquilas calles jalonadas de soportales, plazas, iglesias y palacios, se puede realizar un paseo por la historia desde el S. XII hasta la actualidad, entre espacios y edificios representativos de los estilos arquitectónicos románico, gótico, barroco y modernista.

Lo más característico del Avilés de toda la vida son sus calles con soportales, una verdadera necesidad dado el húmedo y caprichoso clima de la ciudad.

Rondaban las 18.00h cuando dejamos Avilés para dirigirnos al Hotel Zen Balagares a escasos 15 minutos del centro. El hotel alberga un extenso spa y un campo de golf de 18 hoyos.

Nuestra experiencia: Quisimos hacer una reserva que nos cubriera una noche con el bono de la vida es bella y una segunda noche por nuestra cuenta. Nos comentan que el precio por noche era de 72,00 más 24,00€ de desayuno y si queríamos habitación doble con cama de matrimonio suponía 10,00€ más por noche. O sea, a cobrar por todas partes. El hotel es muy grande y nuevo, pero está un poco a desmano. Cuando fuimos a hacer el check in, vimos que delante de nosotros había otras 3 parejas que iba con un bono parecido al nuestro. Y es que no es un hotel que yo elegiría si tuviera que pagarlo. Las habitaciones son modernas, pero dejan que desear. La televisión es enana y de pésima calidad y entra aire por las ventanas. El buffet del desayuno por el que nos cobraron 12,00e no lo valía. Para un hotel de esa calidad como mínimo me espero zumo de naranja natural. Que para mí, es lo que distingue a un buen hotel. Faltaba más fruta (sólo había manzanas y fruta de lata), más tipos de leche (cada vez hay más intolerantes), más tipos de pan. En el buffet lo que abundaba era el embutido y la repostería industrial. Fuera aparte de esto, si intentabas degustar cualquier plato de la carta para cenar suponía un buen batacazo para la cartera. Como el hotel se encuentra tan a desmano, se aprovechan de los precios.

Para esta primera tarde teníamos reservado dos horitas de sesión de spa, incluidos en el pack de regalo. Y después... cena romántica. Una cena inmejorable. Guiso de setas, pulpo con espuma de patata, una carrillera super tierna y un postre con frambuesa espectacular. Todo ello lo acompañamos con una sidra de mesa (no incluida en el menú). Si tenemos que poner una pega a esta cena seria esto de la sidra que os comento. Resulta que en el menú está incluido el vino, pero a nosotros nos apetecía tomar sidra. Y en vez de cobrarnos un suplemento o de no cobrarnos, que hubiera sido un detalle ya que imagino que el vino vale más que la sidra, nos cargaron a la habitación 10,00€ por la sidra espumosa, que estaba muy buena.

Con esta cena espectacular pusimos la guinda a un día inmejorable.