Me acabo de despertar: 3.41 hora española. Mi portátil nunca ha dejado de mostrarme la hora española, es el único que resiste impasible el cambio de ubicación geográfica.
No sé cual es el motivo pero me he despertado cómo si hubiese dormido ocho horas (tampoco es totalmente cierto), pero sí bastante despejada. He hecho un repaso de las distintas redes sociales a ver si veía algún tipo de movimiento, alguna expresión que en el algún momento te hubiese venido a la mente que dejase entrever no sé muy bien el qué.
Quizás sí sé cual es el motivo. Llevo con ganas de escribir desde hace varios días. Con ganas de decir y expresar sentencias tan poéticas que sanasen las heridas. Aunque como he dicho en varias ocasiones y aunque algunos se lo tomen al pie de la letra, en lo poco o mucho que hay de sentimientos en este blog nunca nadie sabrá qué es ficción, qué es realidad y qué está inspirado en cualquier acción puntual de mi vida pasada.
Al final, lo único que quiero decir a quien llegue a esta página por casualidad o porque de vez en cuando la visite con afán de saber de esta escribe, es un ¡hasta luego! No me sirve ni para encontrar un trabajo mejor, ni para que la persona en cuestión se dé por aludida ni pienso que interese a nadie. Buenas noches y felices sueños. Al menos, sueños de paz.