Hoy es domingo y se nota que es el día de fiesta de la semana, encontramos menos tráfico y muchas tiendas están cerradas.Para nuestra estancia en Jaipur hemos escogido el hotel Sarover Portico y ha sido todo un acierto. Es de estilo occidental, la habitación es muy amplia y con unas buenas vistas de la ciudad.
Hace tanta calor que disfrutamos de un rato de la piscina que hay en la azotea del hotel, las vistas de Jaipur son impresionantes se puede ver hasta Amber Fort.
Hoy la agencia de viaje, Indias Invitation, nos invita a comer a un restaurante de comida india.El restaurante Pind Balluchi, está especializado en comida local y tiene una extensa carta donde elegir; probamos diferentes platos y todo está buenísimo.
Somos los únicos occidentales en el restaurante, el resto son locales, pero, nada tienen que ver con los indios que abarrotan las calles de Jaipur.En India dentro de los centros comerciales se respira un ambiente completamente occidental, encuentras cadenas de comida americana en varios locales y las grandes marcas de ropa están presenten en prácticamente todas sus tiendas. Incluso la música ambiente es comercial, dejando la música Bollywood para otros lugares nada occidentalizados.A las puertas del centro comercial, volvemos a vivir otro de esos momentos que hacen que se te encoja hasta el alma, niños pidiendo comida mientras dentro se consume de forma desorbitada. Si hay algo que por mucho que pienso no consigo entender, es la indiferencia que muestra esta clase social de India respecto a la cruel realidad de su propio país; es impactante ver como los ignoran o les recriminan su actitud, yo no puedo ignorarles y la sonrisa sincera que muestran al darles unas pocas rupias o un helado bien merece la pena vivir esta aventura.
Hoy nos lo hemos tomado como un día de relax y la única visita que vamos a hacer es al Templo Lakshmi Narayan, situado a los pies de la colina Moti Doongri.
Se trata de un popular centro de culto para los seguidores de la religión hindú; la fachada realizada en un reluciente mármol blanco resalta sobre el fondo verde de la vegetación.
Jaipur, conocida como la ciudad rosa, debe su nombre al color de los edificios de la parte antigua de la ciudad. Hoy en día esta parte de la ciudad alberga el gran bazar; me apetece perderme por sus callejuelas, aunque Bauart nos avisa que los domingos está prácticamente todo cerrado vamos hasta allí viendo por el camino a montones de familias y amigos compartiendo su día de fiesta en los parques de la ciudad.
Bauart tenía toda la razón, sólo están abiertas pequeñas tiendas del bazar dedicadas a la venta de productos demasiado turísticos, así que, decidimos irnos para el hotel y disfrutar de sus instalaciones.
Hoy para cenar hemos reservado en el famoso restaurante Jaipur Grill situado en la azotea de nuestro hotel; cuando subimos la impresión es muy agradable porque cuidan hasta el más mínimo detalle. Esta noche se ha convertido en una velada inolvidable: las vistas de Jaipur iluminado, fuegos artificiales en diferentes puntos de la ciudad, música perfecta y excelente comida…Nos vamos a dormir con montones de imágenes que se van acumulando en nuestras cabezas y que necesitamos ir digiriéndolas poco a poco!
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