¿Por qué? Porque su premisa me pareció la mar de interesante. La idea de que en un EEUU del futuro el crimen ha descendido porque hay una noche al año en la que todo se permite me hizo imaginarme millones de historias, y finalmente, la que me encontré, ha sido un bajonazo.
Una crítica social demasiado barata y un meter las cosas con calzador más horripilante que la propia película. Eso sí, que al final se haya quedado en el ojete de dromedario y no haya descendido hasta el profundo ojete de ballena se debe a que, en el fondo, me lo he pasado bien viéndola. Aunque me tuviera que llevar las manos a la cabeza por algunas chorradas que te toca verte y por la peluca de Lena Headey, la verdad es que se me hizo amena. Pasan cosas, y eso entretiene. Pero vamos, un despropósito de película.
Dicen que la segunda parte es mejor... ¿tendré que hacerles caso?