Día 13 a 16: 3 días playeros en Phuket

Por Ceciliacarolina
Nos levantamos al alba nuevamente para irnos rápido al aeropuerto en un taxi que por 15 US nos gestionaron desde el Hotel Riva Surya, donde además  fueron tan tan amables que nos permitieron dejar el equipaje en custodia gratis, aun cuando no regresábamos a ese hotel a nuestro retorno a Bangkok 10 días después. (Decidimos ir a las islas con el bolso mas liviano calculando que nos tocaría cargarlo a nosotras la mayor parte en sitios donde no había calles).
Llegamos al aeropuerto a la hora para tomar el vuelo que compramos con dos noches de anterioridad por 98 US directamente en el counter cuando llegamos de Siem Reap, con destino a Phuket.
Luego de un pequeño retraso en la salida abordamos el estupendo servicio de Bangkok Airlines, y una hora y media después ya estábamos en el aeropuerto de destino.
Tomamos una van de servicio público con destino a Patong Beach, nuestro centro de operaciones, que por unos 5 Us, nos dejaron en la puerta del hotel que meses antes gestionamos a través de www.booking.com.
 


El Holiday Inn Express Patong Beach Central (www.ihg.com/holidayinnexpress/hotels/us/en/phuket/phuex/hoteldetail) es un hotel precioso, a media cuadra de la playa de Patong, recién inaugurado, y además muy muy barato considerando la locación y los servicios, de mucha belleza y delicadeza. (El servicio de lavandería es un chiste de barato, pero se demora un poco)
Apenas nos instalamos y entendimos que este es un destino  playero clásico, nos entregamos a la onda arena y sol y nos instalamos en una tumbona a disfrutar de la música, y la playa, atendidas además por los chicos de los kioscos , quienes nos ofrecían a cada rato su carta de bebidas y helados.
Yo de cada cuando en cuando me arrancaba al hotel a sacar hielo de la maquina de autoservicio para mantenerme fresca bajo tanto calor, disfrutando además de varias sumergidas en aguas de una temperatura perfecta - que no te congela como en mi querido y vecino océano pacifico- hasta que se puso el sol, y seguía el calor.


Llegamos de regreso al hotel y salimos a explorar los masajes, mi vicio favorito a esas alturas, al igual que la manicure, muy barata.

Encontramos un lugar pequeño Health Land,  donde la niña además de hacerme el tradicional masaje Thai por 8 US, me aplicó aceite de Moringa con que logre bajar la inflamación de una picadura de mosco desconocido que me había dejado una ampolla súper fea en el empeine, y que resultó ser milagrosa. (Días después volví a comprar un frasco).


Caminamos otro par de cuadras midiendo el ritmo de la ciudad, pasando desde turísticas barras de comida marina, que exponía los ingredientes del menú aun vivos para ser elegido por el comensal, hasta varios callejones neón/tecno y los cuatro pisos de música del Tiger que anunciaba locura… hasta dar con la estrella de la noche: Bangla Road.


Esta calle que se vuelve peatonal de noche es la que concentra la mayor cantidad de bares y clubs de la ciudad, y es escenario de la salvaje vida nocturna, que incluye música y baile y desafortunadamente mucha prostitución, impresionándome la demanda, más que la oferta, no siendo nada de raro ver a un viejo tipo europeo, con una niña a cada lado …


A cada paso se van acercando a uno promotoras ofreciendo shows de bares de niñas bailando el caño, y otras Drag Queen dispuestas a bromear y fotografiarse con quien se los pida.

Nosotras nos sentamos en un bar tipo inglés a tomar una cerveza y las chicas policías no nos hicieron ni caso, y eso que nos aseguramos, que fuera un bar de puertas abiertas y no tuviera caño, así que nos fuimos al área del Beach Road más tranquilo, y a la playa donde lanzaban algunos fuegos artificiales y lámparas de deseos.

Nos devolvimos al epicentro de la movida y paramos a cenar en un restaurante italiano (estábamos extrañando un poco el sabor de la cocina occidental), situado en un callejocito:  Trattoria Capri da Rico con sabor correcto y precio botado y lo mejor atendido por sus galantes dueños, que explicaban la carta y daban sus recomendaciones. Y luego de recorrer otro poco, arrancamos de la movida a la calma del hotel a descansar.

Una actividad que teníamos muchas ganas de hacer era ir a conocer algo de las islas cercanas, preguntamos en el front desk del hotel a un chico/a simpatiquísimo, y nos recomendó un recorrido full day por el Parque Nacional Phang Nga.Partimos al día siguiente después de nuestro copioso desayuno occidental bufete, muy tempranoal muelle de Ao Por, donde nos llevaron a nuestro barco, de dos pisos, en cuyo tope estaban dispuestos los asientos y una gran mesa con frutas y galletas incluidas. Nada más nos adentramos unos minutos en la bahía comenzamos a avistar las enormes formaciones rocosas rodeadas de verde vegetación que tan famosa han hecho a la región y a este parque nacional en particular, compuesto por 7000 pequeñas islas e islotes que hacen un maravilloso paisaje.Cada una fue asignada a una canoa inflable con conductor, cuyo rostro debíamos memorizar para las próximas  dos paradas. El  nuestro muy joven y muy, muy amoroso nos sacaba fotos y nos instruía para no caernos  y/o mojar nuestras cámaras.
La primera parada que hicimos fue en Koh Panak, una isla repleta de cuevas y en cuyo interior escondía una laguna preciosa y tranquila.



Al interior nos esperaban varios monos curiosos, y un verde espectacular.


Recorrimos al ritmo tranquilo de los remos sorteando los paredones de granito y también a las demás canoas…

Y regresamos al mar abierto, adornado con esas moles grises/verdes/rojizas que se asomaban entre el mar verde azulado, muy parecido a Halong Bay (aunque ahí las islas me parecieron mas altas y delgadas).


La siguiente parada fue en Ko Hong, una isla en la que también paseamos en nuestra canoa sorteando estalactitas gigantes y recorrimos al ritmo tranquilo de los remos.

… Y también recogimos varias postales y amistosas sonrisas …


Esta isla tenía también una laguna interna, pero para ingresar a ella los pasadizos eran mas bajitos, así que había que entrar acostados en la canoa, para ponerle mas emoción … :)

… Nuestro joven y sonriente conductor …

Seguimos navegando tranquilas disfrutando del sol, que estaba fuertísimo, y conversando con dos argentinos papá e hija que nos contaban su recorrido personal por Malasya y Tailandia, y el encanto de la zona norte...

… Y hasta encontramos la isla del Dr. Evil…

De regreso ya arreciaba el hambre y sirvieron el almuerzo, consistente en un bufete de especialidades Thai, del cual solo disfrute la fruta.
Después de almuerzo y reanudada la marcha, partimos a la conocidaJames Bond Island, escenario de la saga The man with de Golden Gun, de 1974.
El puerto estaba lleno de gente y decomerciantes intentando vender collares de perlas y otros souvenir, nosotras sorteamos a la multitud y nos apostamos frente a la vista más famosa   de la isla.
Caminamos por el sendero hasta el point view y seguimos un poco mas allá maravilladas por la vista piedra/vegetación que ya me tenía encantada y regresamos puntuales para re embarcarnos.
La ensenada en todo caso,  era si algo sucia para invitar a un baño.


Paramos antes de emprender el regreso definitivo a Ko Lawa, donde todos jugamos a lanzarnos del segundo piso, para disfrutar del agua, que estaba exquisita, bajando algunospara alimentar a los monos que estaban en la playa esperando ansiosos.

Durante el regreso la misma tripulación de las canoas monto un show con baile tipo break dance y una bizarra performance con uno de ellos vestido de mujer, que luego invitarnos a todos a bailar para acortar el trecho de regreso, haciendo trencito ...
Una vez de regreso en el puerto fuimos depositadas en el hotel habiendo dormido todo el camino, como es usual luego de un pequeño descanso y disfrute de las instalaciones hoteleras, partimos en busca de nuestro masaje de piernas y pies.


Caminamos dando vuelta porlos muchos callejones que convergen en Bangla Street - que son literalmente galerías llenas de bares, con chiquillas a medio vestir, y pasamos a Tiger a comer, disfrutando además de la música en vivo (De nuevo cuando descubrieron que éramos latinas cantaron La Bamba a todo pulmón) . Después de dar unas vueltas buscando unbar normalito, pasamos conotros dosalemanes unos momentos al club Hollywood , que estaba inexplicablemente vacío, y luego al Seduction Club, que tenía mucha mucha publicidad (ambos con entrada gratis),  y mas gente y movimiento,  luego de tomar un Mojito (muy aguado), y estando lleno de borrachitos, volví al hotela descansar.
Al día siguiente Mariela decidió dormir hasta tarde y, como amanecí tempranito, decidí ir a recorrer el lugar, y no solo instalarme en la playa … así después de mi nutrido desayuno  partí a recorrer  vía playa, Beach Street y algunos mercados de ropa importada muy barata y que tenían algunas imitaciones de camisetas y ropa deportiva, manejada por Marroquís y Nepalíes.
Me devolví caminando por la playa, solo recogiendo imágenes de Patong antes que empezara el frenesí habitual …

Pasé a  nuestro vecino Barü (www.barufashion.com)  una tienda bellísima con ropa de baño y de playa de estupenda confección y aunque no era muy barata, tenia súper buenas ofertas, sobre todo en pago efectivo, así que ahí me quede gastando mi tiempo y mis baths hasta que llego la hora en que nos pasarían a buscar para ir al puerto a abordar el barco que nos conduciría a uno de los highlight de este viaje.

Recorrimos una hora aproximadamente hasta el puertodondemuy ordenadamente cambiamos nuestros tickets y subimos las mochilas al barco y partimos, fuera del sol que pegaba a esa hora (16:00) con intensidad, pero conversando en grupo con nuestras nuevas amigas Cordovesas que nos entretuvieron la tranquila travesía.
Un poco mas de dos horas después fuimos bienvenidas en el paraíso: Welcome to Phi Phi Island.