Día 3: unquera – puentenansa

Por Trotaburgos @trotaburgos

Por el precio que me ofrecía el hotel, 25 €, no podía exigir muchas cosas. La habitación es amplia y está bien, además es una zona muy tranquila y ha coincidido que da a una calle trasera por lo que la tranquilidad es mayor aún.

Desayuno en el hotel. Tiene cafetería así que elijo lo que me parece oportuno. Pruebo algo típico y que me gusta, la famosa corbata de Unquera. El precio es muy razonable y la variedad esta bien.

Tengo la suerte de que hoy no amenaza lluvia y salgo tranquilo porque las previsiones se mantienen así. Cruzo el pueblo con dirección hacia Potes siguiendo la N-621.

Veo el cartel de cambio de autonomía accediendo a Asturias antes de Panes, que es el municipio desde el que entro en el desfiladero de la Hermida. El recorrido por el desfiladero me ha encantado. Tengo la suerte de que a estas horas de la mañana no tiene mucho tráfico y circular se hace más seguro. La carretera en muchos tramos no tiene arcenes y hay algún paso estrecho. Los coches que me han ido adelantando han sido muy educados conmigo, también los camiones y autobuses.

La carretera es una gozada. Parece difícil creer que a este tipo de lugares se pueda llegar con coche. Es un lugar que si quitaras parte del tráfico, sería un lujo poder disfrutarlo tranquilamente, parando en la multitud de rincones que ofrece y apetece fotografiar. La pega es que en bicicleta detienes el tráfico, te pones nervioso y hay que estar atentos a más cosas que simplemente al paisaje.

Cuando llego al pueblo de la Hermida paro a hacer la primera pausa café. La mañana ha mejorado mucho en cuanto a climatología. Da gusto pedalear. Encima encuentro a otras dos personas que viajan en bici y con alforjas, pero llevamos caminos diferentes.

El resto del desfiladero lo sigo disfrutando igual, aunque a medida que va avanzando el día el tráfico aumenta. Supongo que es aconsejable, como decía antes, cruzarlo pronto para evitar la cantidad de turismos que como yo quieren conocer y recorrer el desfiladero.

Después de esta travesía y con la parte emocional bastante cargada llego al centro de Interpretación de los Picos de Europa. Entrada gratuita y recomendable. Podréis disfrutar de un espacio que apetece recorrer ya que habla de todo lo que nos podemos encontrar en este espacio natural tan especial.

Después llego a Potes. Se trata de un municipio en el que ya he estado bastantes veces por lo que no me dedico a recorrerlo con intensidad. Es un lugar con gran cantidad de cosas para ver, también en las cercanías. Me doy un paseo, visito algunas calles, almuerzo y hago parte de las fotos típicas.

Vuelvo a la rotonda que da acceso a la CA-184 que es la carretera que va hacia Cervera de Pisuerga, en Palencia, y me permitirá volver recorrer todo esta parte del Valle de Liébana. El puerto que tendré que remontar para poder seguir mi vuelta por Cantabria hacia el Valle de Polaciones es el de Piedrasluengas. Es ese reto que llevo intentando digerir y quiero superar desde que empecé a plantearme esta ruta por Cantabria.

La subida no da descanso. Curva, pueblo, curva, contracurva, pueblo, bosque, pueblo,curva,... y así un largo etc. Para mí ha sido agotador y Venta Pepín se ha convertido mi salvación al final del camino. No sabía que había un bar-restaurante a cuatro kilómetros de coronar y ha sido el punto donde hidratarme. Cuando veo el mirador que ya conozco lo celebro como que hubiera ganado una etapa del Tour. El puerto han sido 29 kilómetros donde no hay descanso. No tiene grandes rampas, pero se hace eterno. He tenido que tirar de un gel para terminarlo y un par de aquarius en Venta Pepín. El reto me ha puesto a prueba y me ha dejado algo tocado. Supuestamente ahora será todo bajada y podré recuperarme del esfuerzo físico. Pero antes aprovecho este mirador-balcón en un lugar tan privilegiado y me siento a comer lo que llevo. Busco los únicos 28 centímetros cuadrados que tienen sombra y me dedico a descansar, reponer fuerzas y disfrutar de unas vistas privilegiadas sobre el valle de Liébana y los Picos de Europa.

Mi siguiente parada será Puentenansa. 39 kilómetros distancian el puerto de Piedrasluengas de éste pueblo. Comienzo bajando hasta el cruce que me da acceso al Valle de Polaciones, son 3 kilómetros. Este punto ya lo había pasado en mi subida.

La ruta hasta Puentenansa no tiene misterio en cuanto a rodar se refiere. Eso si!, antes de Tudanca hay un garganta espectacular. Se ve la presa que supongo se utilizará para el abastecimiento y generación de energía eléctrica. En cuanto pasas el muro de contención aparece un barranco espectacular. La carretera esta excavada y colgada en la pared. Muy llamativo.

Paso por Tudanca, pero no me detengo porque ya lo visité no hace algún tiempo. Si no se conoce es una parada obligatoria. Esta declarado como conjunto histórico artístico.

El resto del viaje no tiene más misterio. Llego a Puentenansa y pregunto en la Posada de Fidel si tienen sitio para quedarme a domir. Me dicen que sí y ni me lo pienso, son 40 € con desayuno incluído. La pega es la cena, ya que por aquí no hay nada abierto entre semana. Hay un restaurante, pero como digo está cerrado.

Durante la tarde me dedico a pasear un poco, pero no veo que el pueblo tenga ningún atractivo especial. Me gusta algún punto por las vistas que ofrece sobre el valle, pero sin más. Compro la cena en el supermercado que hay cerca de la posada y aprovecho para aprovisionarme de alguna cosa más. Después una cerveza y un rato de descanso en el porche de la posada. Este es el resumen de toda una tarde en Puentenansa.