El lunes nos tocaba visitar la zona mas tradicional de Tokyo, Asakusa, y lo enlazaríamos con la visita a Odaiba pero lo haríamos de una forma que todavía no había probado, en un trayecto en barco por el rio Sumida. Nos levantamos temprano y salimos para Asakusa, ese día por fin estrenaba mi nueva cámara de fotos. La primera parada fue en el muelle, desde donde salen los barcos que hacen varios trayectos desde Asakusa, para comprar los billetes del barco que nos llevaría hasta Odaiba.
Asakusa, vista desde donde salen los barcos a Odaiba (12/8/13)
Hicimos la visita a Asakusa empezando por la primera puerta, Kaminarimon, y pasando por el mercado de Nakamise que a esa hora empezaban a abrir las primeras tiendas, pero no nos entretuvimos y dejamos las compras para cuando hubiéramos visto el templo.
Puerta Kaminarimon (12/8/13)
Seguimos hasta la segunda puerta, Hôzômon, y de ahí hasta el templo Sensoji. Al ser temprano lo pudimos ver sin muchas aglomeraciones y los miembros del grupo pudieron hacer fotos tranquilamente sin temer a que salieran turistas en medio.
Templo Sensoji (12/8/13)
También hubo tiempo para omikuji, consultar la fortuna en el templo a base de sacar unas varas con un numero que te lleva a un papel que dicta la fortuna. Hubo resultados dispares, desde muy buena fortuna a malisima. Después de visitar el templo Sensoji visitamos el pequeño santuario de Asakusa que esta al lado, un pequeño templo Sintoista. Allí pactamos el tiempo libre y el grupo se dividió y fue a hacer fotos, compras o a explorar la zona.
Yo me fui con Fede. Estuvimos mirando tiendas buscando souvenirs y acabamos en una tienda de Yukatas en la cual el dependiente había estado en España y estuvimos hablando un poco. A la una del mediodía nos reunimos todos en Kaminarimon, también Satoshi que se nos unió de nuevo y nos llevo a comer a un restaurante de Sushi. Yo no tenia mucho apetito así que opte por un plato de sashimi de atún con diversas partes de este, algunas de ellas difíciles o imposibles de encontrar en España.
Sashimi de atún
Sobre las 3 ya estábamos en los muelles esperando a nuestro barco. Este era el Himiko, un barco diseñado por Leiji Matsumoto creador de uno de los primeros animes que llego a España “Capitán Harlock”. De hecho las entradas que nos dieron para el barco tenían publicidad de la película de animación que se estrenara en breve en España.
El Himiko era mejor de lo que me esperaba ya que pensaba que seria un barco con filas de sillas en el medio mas tipo un avión, pero estaba hecho de una forma que podría recordar a un bar, con mesas y servicio de bar. Esperaba no marearme pero me maree un poco, mas que nada por que estuve pendiente de ver el trayecto y hacer fotos al mismo tiempo.
El puente Rainbow desde el Himiko
El trayecto estuvo muy bien, a mi me gusto. No es que se vean cosas realmente curiosas pero es una bonita forma de llegar a Odaiba. Os hablare de ello en un post sobre el tema. Sobre las 4 y media de la tarde llegamos a Odaiba. Vimos un poco de la playa artificial pero nos fuimos directos a la estación, ya que muchos habían hecho compras en Asakusa e iban muy cargados así que lo pusimos en las taquillas de la estación para cuando saliéramos de Odaiba.
El Himiko en Odaiba
Después hicimos una parada para tomar un café, y lo hicimos en un sitio que parecía de autentico lujo pero que al pagar no lo fue tanto. Fuimos andando a buscar el Gundam de Odaiba. Ahora habían puesto algunas nuevas actividades así como la posibilidad de pasar por debajo del Gundam. También habían puesto una tarima donde te podías hacer una foto con Gundam de fondo, te la hacían con tu cámara y con una suya que luego te vendían. Nos hicimos un par de fotos con el grupo y la que nos hicieron se la acabe regalando a Satoshi de recuerdo.
El grupo y Satoshi con Gundam
El tiempo se complico y amenazaba lluvia, así que fuimos andando hasta Venus Fort, un centro comercial de Odaiba del que había oído hablar pero no había estado nunca. En Venus Fort estuvimos en una especie de museo de coches que tenia una ambientación curiosa, parecida a un taller americano, a ratos una ciudad americana típica y por otras zonas algo que podría ser una ciudad de la costa de Italia o Francia.
La verdad es que estaba muy chulo y había algunos coches clásicos bastante peculiares, aunque a lo que se refiere a coches potentes o muy cotizados, de esos no habían.
Después del museo nos metimos de lleno en el centro comercial que imita una ciudad Italiana, de hecho es de esos centros comerciales que tienen un tipo de techo que imita el cielo lo cual acaba pareciendo que estas en el exterior. El centro comercial eran tiendas de todo tipo pero centradas en ropa y complementos.
Centro comercial Venus Fort
Cuando finalmente salimos al exterior vimos que estaba lloviendo bastante fuerte así que aprovechamos para visitar el Toyota Show Room de Odaiba que estaba al lado del centro comercial. Allí nos resguardamos de la lluvia y aprovechamos para hacer algunas fotos a los coches y para entrar a un cine-atracción que imita varios tipos de carrera.
Toyota Show Room en Odaiba
Pronto se nos hizo la hora de cierre y volvimos hacia la estación. Llovía poco pero el día se había estropeado bastante y nos dejaba sin poder ver una de las mejores vistas de Tokyo. Aun así algo se podía ver, pero las nubes bajas hacían que no se pudiera ver mucho del Skylight de la metrópolis.
Vista de Tokyo desde Odaiba (12/8/13)
Volvimos con el monorail, parando en Shimbashi donde cenamos en un Yoshinoya cerca de la estación en el que tuvimos que hacer turnos para ir entrando. Poco después volvimos al hotel. Al día siguiente el grupo se partiría, Ryohei se llevaría a algunos a Nikkô y yo me quedaría con el resto para ir a Ikebukuro y Nakano.