Día 6 en los Annapurnas – Record de Altura

Por Bere Munch @beremunch

  

Trekking de los Annapurnas Día 6: Record de altura

Despertamos con una buena y una mala noticia.

La buena: no tuve fiebre en la noche, ¡podemos seguir!
La mala: llueve y la visibilidad es cortísima. :(

Desayunamos a las 7 am con la esperanza de que con el paso de la mañana aquello se despejara un poco.

Nada…. Es más empeoró la lluvia.

Nos retiramos a nuestro cuarto a esperar a que la lluvia pasara.

… 10 am, nada.

Una siestita.

11 am ya no llueve tanto, es ahora o nunca.

Nos vamos… los Annapurnas nos esperan.

El principio del camino aún nos llueve un poco, pero luego de media hora ya sólo es una brisa. El camino en esta etapa del circuito de los Annapurnas es muy bonito, atravesamos un bosque de pinos espeso, que huele a fresco.

Luego llega la parte difícil: el camino hasta Ghyaru son 400 metros de subida de montaña en un camino que zig-zaguea. A 3700 metros de altitud, cuando ya falta el oxígeno y por más que das bocanadas de aire los pulmones parecen no llenarse, fue muy difícil.

Pero lo hicimos despacito, (no veo como alguien podría hacer aquello a paso normal), paramos mucho (casi cada vuelta del zig-zag), y finalmente una hora después, llegamos a la cima.

Me doy cuenta que tengo un poco de fiebre, pero ya voy high de iboprufeno así que espero que pase sin más.

Y luego el día cambió… se alegró.

el sol sale, los recolectores ríen… idílico.

Nomás pusimos el pie en el último escalón de la subida, atragantándonos por aire, y ya la dueña del primer restaurantito nos decía “lunch?” “drinks?”

Sin aire decíamos que no con la cabeza, cuando un segundo después, del interior del mismo restaurantito sale una voz de características inconfundibles -aguda, chillante, hiper alegre – que se ríe de nosotros “hahahaha” (¿qué nos vemos tan mal?) y luego nos grita, “veeery taaasty hahahahahaha” .

La dueña del restaurantito, como ve que seguimos sin aire y para hacer plática, nos pregunta de dónde venimos, al responder Pisang, la voz chillona grita desde dentro: “Pisaaaaang ahahahahahahahhaa”

Con cara de güadafok, intentamos ver la cara de la voz burlona, pero no lo logramos, y además no hace falta: por el acento y el tonito ya podemos imaginar que se trata de una gringa tarada.

Mire seño, así fuera el único restaurante del pueblo, prefiero no comer que sentarme y tragarme a la gringuita esa una hora… pienso mientras le digo una última vez que no muchas gracias.

Mat enfurecido ya va 50 metros adelante. La gringa grita chillonamente una vez más: “you sure? hahahaa”

Nos vamos al último y más lejano restaurantito del pueblo, que resulta una gran decisión por que estuvo delicioso.

Y a las 2 pm nos ponemos a caminar otra vez. Atrás de nosotros viene una pareja, un chico rubio y una chica que habla con toooodooo ser que se le cruza y lo hace en una voz chillona.

¡Carajo! son ellos…. huyamos. Y apretamos el paso, vamos riendo imitando a la pobre mujer y sus risitas.

No me juzguen, es la fiebre…  (y mi alergia a gringas taradas).

Las siguientes dos horas hasta Ngawal son las más hermosas que he caminado. El camino es suavecito y facilito, salió el sol a saludarnos y vamos caminando al filo de la montaña, nos sentimos hormigas viendo la inmensidad del monstruo montaña sobre el que caminamos.

hormiga con mochila rosa, esa soy yo.

El río que hasta hace poco nos acompañaba a pocos metros abajo, ahora es una línea distante en la profundidad del valle de los Annapurnas. Si miramos arriba tenemos águilas y zopilotes que buscan presas (¿o esperarán a que algún turista que se tuerza un pie y caiga?), y si miramos a la izquierda tenemos las vistas de los himalayas.

el río ya es una línea lejaaana, lejana.

Cuando se abren las nubes podemos ver los picos más altos entre las nubes, los Annapurnas, ahí tan cerquita de nosotros.

ESPECTACULAR.

Y eso que hubo nubes. Si esto estuviera despejado, como se supone que debería estar en Octubre… putapufff!

Llegamos a Ngawal y nos pusimos a ver los hoteles disponibles; al salir del tercero los tenemos de frente. Ahí están. El rubio y la gringa tarada. Ella lo manda a él a preguntarnos si nos vamos a quedar aquí y en donde.

Carajo, ¿quieren quedarse donde nos quedamos nosotros? ¿Y ahora qué digo?

Le decimos muy amables y sonrientes, que no sabemos aún. El chico, bajo orden de la gringuis nos sigue a todo y cada uno de los hotelitos que visitamos. Él no mira las habitaciones, sólo nos mira a nosotros. Espera a que decidamos dónde quedarnos, para quedarse ellos también.

Ya nos jodimos.

Y así sucede. Se quedan en el mismito hotel. En la habitación continua escuchamos la voz chillona que habla sin parar.

Voy a ducharme. No pasa un segundo luego de cerrar la llave de la ducha, ya hay alguien aporréandome la puerta. No necesito abrirla para saber quién es. Abro la puerta con una cara larga.

“Is it hot?” me pregunta…
“Yes”. Seco y cortante
“Grrreaaat I am sooooooooo excited” pestañeo pestañeo risita tarada.

Ahora mismo en la cena, en la mesa frente a nosotros una pareja de un chico callado y una gringa de voz chillona, nos miran cada poco y preguntan por lo que hacemos, y lo que comemos. En medio de los Himalayas no hay escapatoria.

En un día tan perfecto como hoy ni un poco de nubes,  un poco de fiebre, y un mucho de voz chillona, pueden arruinar nuestro buen humor. :D

Annapurna Circuit Etapa 6 en números


De: Upper Pisang A: Ngawal
Km: 11.5
Subida: 420 metros Bajada: 80 metros
Tiempo: 3 horas 45 minutos + 1 de comida
Dificultad: Media (por la subida el resto fácil).

El artículo Día 6 en los Annapurnas – Record de Altura apareció en Sin Destino Fijo.