Día 6, en medio de la nada

Por Luciagleon @luciagleon

Además de los clientes que llegan al hotel que han visitado Nerja casi más veces que yo, me alegré bastante el otro día al ver un huésped con una camisa de Spagnolo, jersey al hombro, crucifijo en el cuello y demasiado moreno para ser inglés. Sin ofender a nadie, era el típico joven que pulula alrededor de los líderes del Partido Popular y, cuando mi curiosidad no pudo más y me dijo que era sevillano, solo me faltó decirle que le faltaba la gomina para cumplir con el estereotipo de ‘mi alma’.

Mis estereotipados pensamientos recibieron respuesta en breve, pues ser camarera en un hotel inglés también lleva implícito ciertas creencias. Él no tardó en preguntarme si había estudiado algo y qué hacía en medio de la nada. No me ofendió, más tendría que haberse ofendido él al estar en un hotel de cuatro estrellas que solo figuran en la puerta y sirven para inflar el precio de hasta una jodida hamburguesa, ya que las prestaciones que el establecimiento ofrece podrían equipararse a algún hostal u hotel de dos estrellas de cualquier punto de España.

Pero, lo que me hizo reflexionar fue precisamente eso, que me preguntara qué hago en medio de la nada. Evidentemente, tú no sabes a qué me refiero exactamente. El hotel donde trabajo y vivo está situado a los pies de una colina donde todo es bosque. Es fácil ver zorros por las noches, ciervos durante el día, escuchar cuervos, búhos… Aunque a tan solo cinco minutos tengo una parada de autobús que me lleva a la civilización. Ni más ni menos que a la ciudad donde se rodó Harry Potter, ya que su artífice es oriunda de esta ciudad.

Y si estoy en medio de la nada es para, en primer lugar aislarme de todo evidentemente y reflexionar sobre la vida, sobre mi vida, sobre mis sentimientos… El último año fue especialmente confuso y cometí errores que aún estoy pagando. Quizás sea buena idea desaparecer mientras nadie quiera mi compañía.